Inger Enkvist: “La nueva
pedagogía es un error. Parece que se va a la escuela a hacer actividades, no a
trabajar y estudiar”
Inger Enkvist lleva más de cuatro décadas dando lecciones, tanto en el
ámbito universitario como el del instituto. Una experiencia que ha servido de espoleta
para sus investigaciones sobre el arte de enseñar. Esta catedrática emérita de
español en Suecia aborrece la llamada “nueva pedagogía”, que otorga más
iniciativa a los alumnos en el aula, y defiende una enseñanza más tradicional.
La tarea intelectual a los ciudadanos.
Entre algunas de sus afirmaciones recogidas del artículo
del diario "·El País" (ver artículo completo aquí), podemos destacar las siguientes:
- Hay pedagogos
que afirman que la escuela tradicional es aburrida y educa a niños sumisos, y
que hay que aprender a aprender. La escuela es un sitio para aprender a pensar sobre la
base de los datos. Lo de insistir en aprender
a aprender sin hablar antes de aprendizaje es una falsedad, porque
no podemos pensar
sin pensar en algo. Sin datos, no hay con qué empezar a pensar.
- ¿La escuela no debería ser un lugar donde pasarlo bien? La satisfacción de la escuela debe estar vinculada al
contenido: entrar en una clase y que te cuenten algo que no sabías. Pero hay
que saber que para entender algo nuevo hay que hacer un esfuerzo. Además, es
fundamental que el maestro nos enseñe a leer y también cómo comportarnos. Es
imposible aprender bien sin que haya orden en el aula. Esa es la base
principal: comportamiento, lectura y aprecio por el conocimiento
- ¿Qué opina de la tendencia de
poner cojines en el aula para que se tumben los alumnos? Eso es engañar a los jóvenes. Para aprender a escribir, un
niño tiene que sentarse bien, mirar hacia delante, tener hoja y papel,
concentrarse… Aprender puede ser un placer, pero, insisto, requiere un esfuerzo
y un trabajo. Hay que decírselo a los niños. Si no, les estamos engañando.
Tocar el violín, por ejemplo, no es fácil. Requiere mucha práctica. Los
estudios del psicólogo sueco Anders Ericsson mostraron que se necesita un
esfuerzo prolongado para mejorar en cualquier cosa. Para ser bueno en algo
tienes que dedicarle 10.000 horas. Y hay que hacerlo de forma consciente y
trabajar con un maestro. Su investigación avala la idea tradicional de una
escuela basada en el esfuerzo del alumno bajo la dirección de un profesor
- Algunos dicen que no hace falta
memorizar porque todo está en Google. Esa
es otra falsedad. Google es un instrumento genial. Es de gran ayuda a los
adultos, porque sabemos lo que buscamos. Pero para quien no sabe nada, Google
no sirve de nada. Hay intelectuales que andan por ahí diciendo que estudiar
geografía no les fue útil. Creo que se han olvidado de cómo y cuánto
aprendieron en la escuela. Afirmar tales cosas es una falta de honradez con los
jóvenes. Y minusvalorar la importancia en sí de la vida intelectual del alumno.
- ¿En qué consiste la nueva
pedagogía que critica usted? La
nueva pedagogía es un pensamiento que se ve por todas partes en Occidente.
Suecia lo puso en marcha en los sesenta. C0nsiste, por ejemplo, en la poca
gradación de las notas, por lo que muchos piensan que para qué estudiar mucho
si no se va a reflejar en el expediente. Se da mucha importancia a la
iniciativa del alumno, se trabaja en equipo y, mientras desaparecen los
exámenes, aparecen los proyectos y el uso de las nuevas tecnologías. En
general, parece que se va a la escuela a hacer actividades, no a trabajar y
estudiar. Se da más énfasis a lo social que a lo intelectual. En España esa
tendencia empezó a llegar más tarde, con la LOGSE en 1990. Creo que es un
error. Por una parte, los alumnos con más capacidades no desarrollan todo su
potencial y, por otra parte, los que tienen una menor curiosidad natural por
aprender no avanzan. Además, muchos gustos son adquiridos, como la historia, la
lectura o la música clásica. Al principio pueden resultar aburridos, pero, si
alguien insiste para que tengamos una primera toma de contacto, es posible que
acaben gustándonos. Ahora muchos jóvenes eligen sin haber conocido y, claro,
eligen lo fácil
- España es uno de los países de
la OCDE que más horas dedican a los deberes. ¿Sirven de algo?Cuando la jornada es muy larga, como en España, no tienen sentido.
Si un estudiante está cansado, poner deberes no mejora su rendimiento. Hay que
buscar un número óptimo de clases por la mañana, cuando está más despierto,
darle un tiempo de descanso y, por la tarde, quizás una tarea de repaso de lo
que ha hecho durante ese día. Un buen ejemplo es Finlandia, donde los alumnos
entran a las ocho de la mañana y salen a las dos de la tarde, incluido el
almuerzo; salvo los jueves, que salen a las cuatro de la tarde.
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