Para quienes me preguntan ¿para qué aprender?

"En la ignorancia del pueblo está el dominio de los príncipes; el estudio que los advierte, los amotina. Vasallos doctos, más conspiran que obedecen, más examinan al señor que le respetan; en entendiéndole, osan despreciarle; en sabiendo qué es libertad, la desean; saben juzgar si merece reinar el que reina: y aquí empiezan a reinar sobre su príncipe. [...] Pueblo idiota es la seguridad del tirano". F. Quevedo

sábado, 22 de enero de 2022

Oposición Geografía e Historia. Prácticas de Historia. Comentario de Textos: Al-Jushani: Los jueces de Córdoba.Tema 28: Al-Ándalus.

  Oposición Geografía e Historia. Prácticas de Historia. Comentario de Textos: Al-Jushani: Los jueces de Córdoba.Tema 28: Al-Ándalus. 

Al-Jushani: Los jueces de Córdoba:

 Yo presencié cierto día una audiencia de Amr ibn Abd Allah, en la mezquita que estaba cerca de su domicilio, y le vi sentado haciendo justicia en medio de la gente; llevaba un vestido "mashrikab". Hallábase sentado en un ángulo de la mezquita, rodeado de los que iban a pedirle audiencia (...) En el ángulo opuesto de la mezquita se encontraba Mu'min ibn Sa'id, el cual tenía alrededor suyo un corro de jóvenes estudiantes que iban a recitar versos y a aprender literatura. Los jóvenes que asistían a la clase de Mu'min tuvieron un altercado por no sé qué motivo; uno de ellos lanzó un zapato contra su compañero y, después de pegarle a éste, vino a caer el zapato en medio del círculo donde el juez daba audiencia. Los presentes creyeron que el juez, al ver el desacato, se pondría seguramente furioso; sin embargo, no hizo otra cosa que decir: "Estos chicos nos molestan".  (...) 

 Jalid ibn Sa'd dice que Abd Allah ibn Qasim le refirió que su padre le había contado lo siguiente: Me encontré en cierta ocasión con el juez Muhammad ibn Sulma y me pidió que le comprara un alquicel barragán. Y añade Abd Allah: mi padre me mandó que bajara a la calle de los Pañeros, a buscar el alquicel. Bajé y le compré un alquicel por veinticuatro donares y medio; y se lo llevé a mi padre, el cual se lo trajo personalmente al juez. A éste le agradó y dijo: "¿Cuánto te ha costado?". "A ti te cuesta —contestóle— diez dinares". El juez, creyendo que ese era el precio que había costado, le entregó los diez dinares. Pero unos momentos depués vino a ver a mi padre Abu Yahya, el inspector de los habices, y le dijo :"El juez te saluda y te ruega que tomes el alquicel y que le devuelvas los diez dinares, porque necesita ahora ese dinero para otros gastos y no necesita el alquicel". "Yo le daré el dinero que ahora necesita —respondió mi padre no queriendo tomar el alquicel— y que lo utilice hasta que le sea fácil devolvérmelo". Pero el inspector de habices se negó a aceptar, porque el juez había dicho: "Yo no puedo aceptar eso": Y al preguntarle mi padre qué es lo que le había obligado a devolver el alquicel, el juez, que ya había sabido cuál era su verdadero precio, no quiso aceptar y dijo: "Yo creía que el precio del alquicel era de diez dinares, que es la cantidad que yo dí; pero cuando he sabido que el alquicel vale más, ya no lo quiero. Me sabe mal, muy mal, que otros carguen con el gasto que sólo a mi corresponde". 

AL-JUSHANI, "Kitab al-qudat bi-Qurtuba", adaptación de la trad. castellana de J. RIBERA, "Historia de los jueces de Córdoba por Aljoxaní", Madrid, 1914, pp. 148-149 y pp. 203-204.  


En pleno siglo X el jurista musulmán al-Jushaní, originario de Cairuán, avecindado en la capital de  al-Andalus, escribió por encargo del califa al-Hakam II una extraordinaria crónica de los cadíes cordobeses titulada Historia de los jueces de Córdoba. Casi diez siglos después, más precisamente en 1914, el arabista español don Julián Ribera publicó este texto junto con la traducción española y lo prologó con un importante estudio sobre el tema, lo que hizo de la obra la principal fuente de conocimiento de la judicatura cordobesa, prácticamente de mención obligada en los numerosos estudios posteriores

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario