La llamada a la Cruzada de Urbano II en Clermont (1095):
¡Que sean en
adelante caballeros de Cristo los que no eran más que bandidos. Que luchen
ahora en buena ley contra los bárbaros los que combatían contra sus hermanos y
parientes!
Estas son las
recompensas eternas que van a conseguir los que se hacían mercenarios por un
miserable salario: trabajarán por el doble honor aquellos que se fatigaban en detrimento
de su cuerpo y de su alma. Estaban aquí tristes y pobres; estarán allá alegres
y ricos. Aquí eran los enemigos del Señor; allá serán sus amigos.
F. DE CHARTRES,
"Historia Hierosolymitana". Recoge A. Lozano y E. Mitre,
"Análisis y
comentarios de textos históricos", Madrid, 1979, p. 182.
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