HISTORIA DE ESPAÑA. TEMAS EBAU UNIVERSIDAD DE MURCIA.
SIGLO XIX.- EL RÉGIMEN DE LA RESTAURACIÓN. CARACTERÍSTICAS Y
FUNCIONAMIENTO DEL SISTEMA CANOVISTA.
INTRODUCCIÓN.
La “Restauración Española” (1874-1923) supone
el regreso de la monarquía con Alfonso XII, hijo de Isabel II, tras el fracaso
de la Primera República y se extiende hasta el inicio de la dictadura de Primo
de Rivera. Durante la
Restauración se produjo una cierta estabilización política, poniendo fin a la inestabilidad
del Sexenio Revolucionario. La Restauración heredó graves problemas: la miseria
de millones de españoles, la guerra carlista y la guerra colonial en Cuba, la
desconfianza generalizada hacia la política y los políticos, el atraso
económico y la falta de una burguesía emprendedora. A estos problemas se
unirían otros, como el nacimiento de los nacionalismos vasco y catalán y la
pérdida de las últimas colonias, lo que provocó la crisis de la identidad
española surgida en 1898.
El periodo se inició en diciembre de 1874
con el pronunciamiento del general Martínez Campos en Sagunto y como rasgos generales podemos destacar: la estabilidad política basada en un bipartidismo, el despegue industrial en Cataluña y
País Vasco, el surgimiento de los nacionalismos (Cataluña, País Vasco
y Galicia) y el destacado papel de la cultura representada por
el naturalismo y la Generación del 98.
DESARROLLO.
El sistema político de la Restauración es obra de Cánovas
del Castillo, quien pretendía conseguir la consolidación
del sistema monárquico con el apoyo de la burguesía conservadora. Para ello prefirió
sacrificar la democracia si con ello se evitaba la radicalización social Contó
con la ventaja de que las clases medias deseaban la estabilidad y temían al
federalismo. Para ello, durante el sexenio, buscó apoyos internacionales, en especial del
Vaticano, contrario a la política contra la Iglesia del Sexenio. Cánovas quería
llegar a la monarquía creando un estado de opinión favorable a ella, no
mediante un pronunciamiento; por lo que redactó el Manifiesto de Sandhurst (firmado por Alfonso desde su exilio).
El futuro rey ofrece una monarquía constitucional, un régimen liberal
parlamentario y recuerda que solo la monarquía devolvería la paz al país.
La aspiración de Cánovas del Castillo (hombre
pragmático y moderado, monárquico y antidemocrático que nunca creyó en el sufragio
universal) era sentar las bases de un sistema político estable. Se inspiró en el
modelo inglés, cuya estabilidad, en su opinión, se basaba en el bipartidismo y su alternancia en el
poder. Para poner en práctica este sistema, no solo configuró su propio
partido, el Partido conservador (que aglutinaba a los antiguos moderados,
la Unión Católica y los canovistas) sino que también organizó su oposición en torno
a la figura de Sagasta, que creó el Partido liberal (que aglutinaba a la
izquierda moderada burguesa). Quedaron excluidos
los Carlistas y los Republicanos. La alternancia permitiría acabar con
los pronunciamientos y con el intervencionismo del ejército en la política. Por
último, al considerar inviable la vuelta de la impopular Isabel II, se apoyó en
su hijo Alfonso.
Los pilares del sistema político canovista
de la Restauración fueron la monarquía y la Constitución de 1876, que debía ser lo suficientemente abierta y flexible para permitir la
alternancia en el gobierno de Partido Conservador y el Liberal. Durante su
elaboración apenas hubo discusiones, en casi todo había acuerdo entre ambos
partidos, salvo en la cuestión religiosa y en la composición del Senado. Sus puntos principales son:
§ Reconocimiento amplio de libertades (libertad individual, inviolabilidad del domicilio,
libre expresión, petición, asociación, reunión) pero regulados por leyes de forma
más restringida que en la constitución anterior.
§ Amplios poderes para el monarca: el rey nombra y cesa libremente a los miembros del
Gobierno, así como a una parte de los senadores; es el jefe máximo del
Ejército; tiene la iniciativa legislativa, puede convocar, suspender y disolver
las Cortes y tiene derecho de veto sobre las leyes aprobadas en las Cortes.
§ Confesionalidad católica del Estado Español, que se compromete al mantenimiento del
culto y del clero. Pero al mismo tiempo se tolera el ejercicio de cualquier
otro culto en privado
§ La soberanía es compartida, reside “en las Cortes con el Rey”, no
en la Nación, como en las progresistas.
§ No se establece el tipo de sufragio (universal o censitario) que será regulado
por ley.
§ Cortes bicamerales con un Congreso elegido y un Senado, representación de las clases
poderosas, formado por 3 tipos de
senadores: unos “por derecho propio” (grandes nobles y alta jerarquía eclesiástica
y militar), otro “vitalicio” elegido por el rey y otro elegido por sufragio
censitario de los mayores contribuyentes.
El sistema
bipartidista sólo permitió que el Partido Conservador y el Partido
Liberal se turnaran en el poder, el
resto de formaciones políticas quedaban excluidas (las fuerzas de izquierda, el
movimiento obrero, los regionalismos y nacionalismos). Ambos partidos
coincidían en el apoyo al Rey y la consolidación de un Estado liberal,
centralista y unitario. El partido
conservador de Cánovas del Castillo, heredero del moderado, aglutinaba a los
sectores más conservadores y tradicionales (burguesía latifundista, nobleza y
clero). El partido liberal de Sagasta,
integraba a antiguos unionistas, progresistas demócratas y republicanos
moderados, pretendía incluir en la Restauración aquellos aspectos menos
radicales de la evolución de 1868 y estaba apoyado por la burguesía industrial
y comercial y las profesiones liberales. Ambos partidos eran apoyados por la
élite económica y las clases medias acomodadas y tenían un acuerdo tácito de no
poner leyes que el otro tuviera que abolir.
El turnismo pacífico. El engranaje político era en realidad una farsa. La alternancia se basaba en el amaño de las elecciones. Una
vez acordado el cambio de gobierno, se convocaban elecciones y sen amañaban. Los
partidos se relevaban en el poder de manera pacífica y se concedían plazos razonables
de gobierno. El turno se pactaba entre
los partidos y con el rey quien, según el poder que le reconocía la
constitución disolvía las cortes y convocaba nuevas elecciones que, debidamente
manipuladas, proporcionaba la mayoría necesaria al partido que debía gobernar.
El partido saliente del gobierno se convertía en oposición y esperaba su nuevo turno para gobernar. La farsa se legitimaba por un
proceso electoral en el que el cacique se encargaba de que los
diputados del partido que debía gobernar obtuvieran la mayoría de votos. Eran
personas con gran influencia por su riqueza, su prestigio o sus contactos, por
lo que controlaban a quinees dependían de ellos (para conseguir trabajo, obtener
una licencia administrativa, una recomendación o, simplemente, para no
despertar su enemistad. El fraude electoral
se organizaba de arriba abajo a través
del “pucherazo” (añadido de votos falsos, retiradas de la urnas,
voto de los “lazaros” y de los “cuneros”), las amenazas y extorsiones
(despidos de trabajo, etc.).
La Restauración se inicia con
el reinado de Alfonso XII
(1875-1885), quien muere a
los 28. Es la fase de construcción y consolidación del sistema canovista. Se caracteriza por la
estabilización y modernización del país. Destaca la promulgación de la
Constitución de 1876 y el fin de los pronunciamientos. Puso fin a la guerra
carlista, que acabaría con la abolición del fuero vasco y a la guerra de Cuba, (la
Paz de Zanjón concedía independencia administrativa a la isla y
presencia de diputados cubanos en las Cortes, la abolición de la esclavitud y
una amplia amnistía para los rebeldes; su incumplimiento provocará el levantamiento
que acabaría con su independencia definitiva en 1898. La llegada al poder de Sagasta
(1881) permitió la ampliación de las libertades y una mayor preocupación por
las condiciones de vida de las clases trabajadoras.
Tras la muerte
de Alfonso XII se inicia la Regencia de Mª Cristina (1885-1902). Cánovas y Sagasta, para mantener la estabilidad,
firman el Pacto de El Pardo, comprometiéndose
a apoyar la regencia, a facilitar los relevos en el gobierno y a no derogar las
leyes que el otro aprobara cuando ejerciera el poder. Ambos partidos cumplieron
el acuerdo y superaron la muerte del rey. Además, la regente, siempre respetó
las decisiones de los gobiernos. El sistema sufrió un duró golpe en 1897,
cuando Cánovas del Castillo, jefe de gobierno, murió en un atentado anarquista.
El golpe definitivo se produjo en 1898 con el desastre colonial que supuso la pérdida
de las últimas colonias españolas, que descontentas porque los gobiernos
españoles reanudaron su proceso de independencia. Contaron con apoyo estadounidense,
que tras la explosión del acorazado Maine ofreció a España 300 millones de
dólares por la isla y el envió un ultimátum de 3 días con amenaza de guerra si
no cedía la soberanía de la isla. Tras una breve guerra España perdió su
imperio y en diciembre, por el Tratado de París. España cedió Cuba, Filipinas y
Puerto Rico por 20 millones de dólares.
CONCLUSIÓN.
El sistema político ideado por Cánovas del Castillo hizo posible una
gran estabilidad superando la crisis que supuso la temprana muerte del monarca
Alfonso XII. También trajo consigo un periodo de paz al terminar la Guerra Carlista
y mantener las colonias hasta 1898. Sin embargo, la farsa en que se convirtió
la Restauración, con el tunismo, el fraude electoral y la escasa representación
social, pasarían factura al siguiente monarca, Alfonso XIII, quien sufrió la
fuerte oposición representada por el Regeneracionismo de Joaquín Costa, que propugnaba
la necesidad de una regeneración o salvación económica y política de la
sociedad española y por los nacionalismos, que eran las únicas fuerzas que
prometían una política nueva y moderna.
No hay comentarios:
Publicar un comentario