Para quienes me preguntan ¿para qué aprender?

"En la ignorancia del pueblo está el dominio de los príncipes; el estudio que los advierte, los amotina. Vasallos doctos, más conspiran que obedecen, más examinan al señor que le respetan; en entendiéndole, osan despreciarle; en sabiendo qué es libertad, la desean; saben juzgar si merece reinar el que reina: y aquí empiezan a reinar sobre su príncipe. [...] Pueblo idiota es la seguridad del tirano". F. Quevedo

viernes, 26 de febrero de 2021

Oposición Geografía e Historia.- Materiales Bachillerato: Historia de España.- Temas EBAU: TRANSFORMACIONES ECONÓMICAS DEL SIGLO XIX: LAS DESAMORTIZACIONES.

BLOQUE SIGLO XIX.- Tema: LAS TRANSFORMACIONES ECONÓMICAS DEL SIGLO XIX: LAS DESAMORTIZACIONES.

INTRODUCCIÓN.

Aunque a lo largo del siglo XIX fue perdiendo peso, la agricultura siguió siendo el sector económico más importante de nuestra economía, muestra del escaso desarrollo industrial de España. La propiedad de la tierra estaba en manos de la Iglesia, de la nobleza, del Estado o de los municipios. Era explotada de forma poco racional, con bajos rendimientos, ya que sus propietarios no la trabajaban y no eran partidarios de invertir en mejoras técnicas, solo les interesaba mantener sus beneficios a través de las rentas. Estas tierras estaban “vinculadas” a través del mayorazgo a la nobleza y a la iglesia a través de los llamados “bienes de manos muertas” porque l que no podían venderse. A partir de 1836 se adoptaron 3 medidas para solucionar estos problemas: la supresión de los Mayorazgos (1836) que transformó los bienes vinculados en propiedades libres quien podían ser vendidas, la abolición del régimen señorial (1837) que anulaba los derechos señoriales de carácter jurisdiccional y transformaba las tierras de los señoríos en propiedades plenas y libres; y las desamortizaciones por la que el Estado expropiaba las tierras eclesiásticas para venderlas en pública subasta. En compensación, el Estado se hacía cargo de los gastos del culto y del clero.

DESARROLLO.

Ya en el siglo XVIII los ilustrados consideraban que las tierras vinculadas eran mal explotadas lo que  contribuía al atraso de España. Pese a los proyectos de reforma agraria, no se plantearon seriamente la cuestión de proceder a la desamortización de estas tierras, hasta que el Estado se vio obligado a ello bien para sufragar los gastos ocasionados por las guerras y los problemas de la Hacienda Pública. De este modo:

·       Carlos IV, en 1798, aprobó la primera desamortización de los bienes de la Iglesia (establecimientos de la beneficencia, bienes de la Compañía de Jesús y de los Colegios Mayores) para venderlos en pública subasta. Los resultados fueron muy discretos, por lo que la deuda pública no dejó de crecer, y las tierras fueron a parar a los grandes propietarios, pues eran los únicos que podían comprarlas, por lo que no se amplió e. número de propietarios

·       Las Cortes de Cádiz, decretos de 1812 y 1813, realizaron una tímida desamortización eclesiástica y civil. Se desamortizaron los bienes de las comunidades religiosas extinguidas o reformadas por el gobierno de José I, los de la abolida Inquisición, los de los jesuitas y los de las órdenes militares. También contemplaba la reducción a propiedad individual de la mitad de las tierras de los ayuntamientos y propiedades de realengo. La desamortización quedó interrumpida en 1814 con el regreso de Fernando VII.

Aun así, estos decretos contenían los rasgos esenciales de las grandes medidas desamortizadoras del siglo XIX, que se concebían como una medida fiscal y no como una reforma agraria.

Con el triunfo del régimen liberal a la muerte de Fernando VII, la obra desamortizadora entrará en su fase decisiva.

LA DESAMORTIZACIÓN ECLESIÁSTICA DE MENDIZÁBAL (1836-1837) , de ideología liberal, pretendía derribar las estructuras del Antiguo Régimen desvinculando los bienes de la nobleza y desamortizando los eclesiásticos y municipales. Para ello el Estado se adueñaba de los bienes, que dejaban de ser de "manos muertas" para convertirse en "bienes nacionales" y luego los vendía en pública subasta.  Mediante decretos se declara propiedad nacional los bienes raíces, rentas, derechos y acciones de las comunidades religiosas, tanto del clero regular como del secular, de ambos sexos, con pocas excepciones, y se ponen a la venta  en pública subasta.  

Entre sus objetivos estaban proporcionar tierras a los agricultores medios, afrontar la Deuda pública, iniciar un proceso de reforma agraria y ampliar la base social del nuevo régimen liberal; sin embargo, estos objetivos no se alcanzaron, pues, aunque en principio eran asequibles a grupos con bajos ingresos, en la práctica fueron a parar a propietarios y burgueses con liquidez suficiente para acaparar los mejores lotes. Proceso que además resultó una inversión ventajosa pues sólo se abonaba el 20% al contado, el resto se pagaba aplazado, y se admitían para el pago los títulos de deuda por su valor nominal. De estemodo no se produjo ni la ansiada reforma agraria, ni se modificó la estructura de la propiedad de la tierra, ni se creo una masa de pequeños propietarios fieles a Isabel II. De este modo, la desamortización no resultó tan positiva como se preveía, pues añadió al descontento del campesinado que no pudo acceder a la compra de tierras, la enemistad de la Iglesia por su sentido anticlerical, así como la de los  sectores más tradicionales (cercanos a la Iglesia) y la de los más liberales, que veían este proceso insuficiente si no va acompañado de reformas más profundas. Además, hay que añadir que los beneficios obtenidos por la Hacienda Pública fueron menores de lo esperado y la la deuda pública no despareció, sino que aumentó, pero al menos el dinero obtenido sirvió para financiar los costes de la guerra carlista.

Durante la regencia de Espartero (1841-1843), se completa el proceso desamortizador iniciado por Mendizábal. La desamortización de 1841 afectó a inmuebles y tierras que el clero secular tenía en las ciudades, lo que posibilitó que los grupos financieros adquieran grandes edificios en las distintas ciudades. Con la caída de Espartero se paralizó.

El proceso volvió desamortizador se reactivó con la ley General de Desamortización de Mayo de 1855 durante el Bienio Progresista (1854-56). Pretendía concluir el proceso desamortizador con la venta de los bienes del clero, interrumpida por los moderados, compensando a la Iglesia con títulos de la deuda, y con la enajenación de los bienes de propios (propiedades de un municipio del que obtienen una renta por estar alquilados), bienes comunales (uso comunitario de bosques para cazar o pastos) y baldíos (terrenos que no se cultiva ni se aprovechan para pastos) de los ayuntamientos. Su venta se destinaría a amortizar la deuda del Estado, a nivelar el presupuesto y a financiar obras públicas, especialmente el ferrocarril. En los catorce meses en que estuvo en vigor la ley de Madoz, se realizaron un gran número de ventas.

A diferencia de otros procesos desamortizadores, el pago debía hacerse en metálico y no con títulos de deuda, de forma que el beneficio para la Hacienda pública fuera inmediato (aunque también se podía pagar a plazos); de hecho se recaudó el doble de dinero que la de Mendizábal.

La ley de Madoz, encontró una fuerte resistencia en el partido moderado e incluso en la reina, que llegó a vetarla. Pero la reina hubo de capitular, y la ley fue aprobada. Supuso una pérdida de ingresos importante para los municipios rurales y para los sectores sociales más modestos, que se vieron privados de terrenos para pastar, cazar y recoger leña.

Pese a que la tarea desamortizadora no obtuvo los resultados esperados, si tuvo consecuencias en varios niveles:

-      Socialmente la burguesía fue la gran beneficiada, pasó a disponer de los bienes de la Iglesia y municipios. Por contra, los campesinos no accedieron a la propiedad, se endurecieron sus arriendos y muchos pasaron a ser simples jornaleros. Surgió una oligarquía de terratenientes absentistas, que no transformó sus explotaciones que vivía de las rentas sin preocuparse de la modernización y mejora de sus explotaciones.

-      Económicamente aumentó la extensión de tierras cultivadas, pero no hubo una renovación técnica ni un aumento de la productividad de la tierra por falta de inversiones. Además, los ayuntamientos perdieron una de sus principales fuentes de ingresos, lo que acentúa la centralización administrativa.

-      Culturalmente se produjeron graves pérdidas patrimoniales (abandono de edificios de interés artístico y ventas de libros y cuadros que desparecieron). No obstante, parte de ellos fueron a las bibliotecas públicas o universidades y numerosos edificios se transformaron en museos, sedes universitarias u otras instituciones.

-      Desde un punto de vista e ideológico no se consiguió crear una clase de  pequeños y medianos  propietarios que permitiese la consolidación del sistema liberal pues la mayor parte de las tierras fueron a parar a grandes propietarios.

CONCLUSIÓN.

La importancia y trascendencia de las desamortizaciones es una cuestión debatida por los historiadores, no tanto en cuanto a la cantidad de dinero que aportó al estado ni en el total de la superficie desamortizada, sino en cuanto a su alcance político, social y económico, pues la necesidad de afrontar la deuda pública y de obtener recursos para financiar la construcción de infraestructuras (ferrocarril) condujo a la venta de los propiedades desamortizadas, con lo que no sólo se  perdió la oportunidad de repartir la tierra a los campesinos y  transformar las bases de la agricultura española, sino que contribuyó a empeorar la situación de los campesinos que se vieron privados del uso de los bienes de propios y comunes de los municipios.

No hay comentarios:

Publicar un comentario