PREHISTORIA DE LA PENÍNSULA:
DEL PALEOLÍTICO A LA EDAD DE LOS METALES.
Hasta época
reciente los restos humanos hallados en la Península Ibérica eran escasos.
Sabemos de la existencia de homínidos por una abundante industria lítica
esparcida por todo el solar hispano. No obstante, descubrimientos recientes (de
finales del siglo XX y comienzos del actual) permiten afirmar que el
poblamiento de la península es muy antiguo, pudiendo remontarse hasta unos
800.000 años. Esto aparece atestiguado por los restos humanos hallados en los
grandes yacimientos de Atapuerca (Burgos) y otros menos conocidos pero
igualmente importantes: Cueva Victoria (Murcia) y Venta Micena en Orce
(Granada).
Lógicamente
estos restos del género Homo no pertenecen a un mismo grupo humano, sino a
“ensayos” en el proceso de hominización, que finaliza con el Homo sapiens actual.
Toda esta evolución se produce en el periodo más antiguo de nuestro devenir
histórico: la Prehistoria o Protohistoria. A continuación explicaremos ésta con
las divisiones clásicas de Edad de Piedra (Paleolítico, Mesolítico, Neolítico)
y Edad de los Metales (Cobre, Bronce, Hierro).
-
Paleolítico.- La
Península Ibérica estaba habitada por hombres depredadores que tallaban sus
instrumentos de piedra. Cazadores y recolectores, practicaban un nomadismo tras
sus presas. El larguísimo periodo del Paleolítico se divide tradicionalmente en
tres etapas: Inferior, Medio y Superior.
-
Paleolítico Inferior.- Aparecen
los restos más antiguos en la Gran Dolina de Atapuerca: el Homo antecessor, con
una antigüedad en torno a los 800.000 años. Este periodo se inicia en esa fecha
y se da por concluido hace unos 100.000 años. Dicho homínido comparte el solar
hispano con el Homo erectus, ambos preneandertales. Su industria lítica se
componía de lascas, choppers y hachas bifaces. Los instrumentos de mayor
antigüedad se encontraron en El Aculadero (Cádiz). Su actividad principal era
la caza de la gran fauna de la época, en la que los cazadores colaboraban entre
sí.
-
Paleolítico Medio (100.000-35.000 a.C.).- Dos
tipos humanos más desarrollados aparecen en la Península: el Homo
neandertalensis y el Homo sapiens. Habitan cuevas y abrigos rocosos,
conocen el fuego (de importancia capital) y su industria lítica es más perfecta
y variada (puntas de flecha, buriles, raspadores…). Por primera vez encontramos
enterramientos complejos (Cueva Morín en Cantabria), que permiten afirmar que
tenían conciencia de la muerte.
-
Paleolítico Superior (35.000-10.000 a.C.).- Tras un
periodo de convivencia de las especies Neandertal y Sapiens, aquélla
desaparece. Pervive únicamente nuestro antepasado más directo, el Homo sapiens,
cuya evolución a partir de ahora será simplemente cultural. Sus útiles de
piedra son cada vez más perfectos y a ellos se unen otros realizados en hueso,
marfil y madera: arpones, agujas, anzuelos, puntas de flecha. Como gran
novedad, practican una pintura parietal, cuyo sentido es aún motivo de
controversia. La fauna de la época aparece representada en cuevas del norte
peninsular como Altamira o El Castillo, en policromías de gran naturalismo.
-
Mesolítico (10.000-5.000 a.C).- Hace
unos 10.000 años comenzó el actual periodo interglaciar, cambio climático que
provocó la desaparición de las grandes presas. A partir de ahora los
instrumentos de caza se adaptan al menor tamaño de los animales que sirven de
sustento al hombre (microlitos). En la zona levantina se practica una pintura
monocromática y muy estilizada, donde el ser humano ya es protagonista de
escenas complejas (de caza, rituales, de la vida cotidiana…). Como ejemplos
citaremos las pinturas de Valltorta (Castellón) y El Mojao (Lorca).
-
Neolítico (c.a.5.000-3.000 a.C.).- Llegada
por influencia cultural desde el Mediterráneo Oriental, se produce la llamada revolución
neolítica. Esta etapa se caracteriza por el descubrimiento de la
agricultura y de la domesticación de animales. Del hombre paleolítico
depredador pasamos al hombre neolítico productor. Estas nuevas actividades
productivas permiten la sedentarización y aparecen ya poblados de
construcciones sencillas, aunque se sigan utilizando cuevas (Cova de l´Or en
Alicante). Para almacenar granos nace la cerámica y, ligados a la agricultura,
nuevos utensilios, como molinos de mano, hoces, cucharas de hueso o de piedra
pulimentada (no tallada, como en el Paleolítico).
En esta
época se practican enterramientos en sepulcros de fosa con ajuares funerarios
cuya materia prima se obtiene a veces de yacimientos mineros. Al final del
Neolítico la agricultura desplaza a la ganadería como actividad económica
primordial. Encontramos poblados de agricultores que elevan monumentos
megalíticos: menhires y dólmenes, como los de Menga en Antequera (Málaga),
ligados a enterramientos colectivos.
-
Edad del cobre.- En el
sureste español, hacia el 2.400 a.C. aparece la metalurgia del cobre. El
principal yacimiento de esta etapa es el de Los Millares (Almería).
Desde sus poblados amurallados en colinas, explotaban los yacimientos mineros
de la zona.
En torno
al 2.000 a.C. se desarrolla la Cultura del vaso campaniforme, de origen
europeo o incluso autóctono de la Península.
-
Edad del Bronce.- A
principios del II milenio a.C. se conoce ya la metalurgia del bronce (aleación
de cobre y estaño). También en Almería encontramos el poblado de El Argar,
que da nombre a una cultura de la que en Lorca existen restos abundantes. Un
elemento característico es la copa argárica.
En esta
misma época destacan las grandes construcciones megalíticas de las islas
Baleares (taulas, talayots y navetas) y, en Galicia, la cultura de los castros,
ligada al mundo atlántico.
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