Para quienes me preguntan ¿para qué aprender?

"En la ignorancia del pueblo está el dominio de los príncipes; el estudio que los advierte, los amotina. Vasallos doctos, más conspiran que obedecen, más examinan al señor que le respetan; en entendiéndole, osan despreciarle; en sabiendo qué es libertad, la desean; saben juzgar si merece reinar el que reina: y aquí empiezan a reinar sobre su príncipe. [...] Pueblo idiota es la seguridad del tirano". F. Quevedo

jueves, 10 de enero de 2019

Oposición Geografía e Historia.- Prácticas de Arte.- Teoría: Arte Bizantino.


Oposición Geografía e Historia.- Prácticas de Arte.- 
Teoría: Arte Bizantino.

CONTEXTO HISTORICO.-
Constantinopla fue fundada por el emperador romano Constantino en el siglo IV. A la muerte de Teodosio (395) dividió el Imperio y dejó a su hijo Arcadio el Imperio Romano de Oriente.
Tras la desaparición del Imperio de Occidente, el emperador del Imperio Romano de Oriente, Justiniano (S. VI) trató de recuperar estos territorios (Rávena). No consiguió unificarlos. Tal vez fue el momento de mayor prestigio del Imperio Bizantino.
Justiniano vivió del 483 al 565. Se apoyó para su gobierno en grandes militares como Belisario y Narsés que le dieron el poder militar. Se casó con Teodora, habilísima mujer que influyó mucho en la política de Bizancio.
El Imperio de Oriente irá paulatinamente abandonando lo romano y a sufrir más la influencia griega (idioma, cisma religioso...). En el siglo XI, la Iglesia bizantina se separó de la autoridad del Papado de Roma (Cisma) y apareció la Iglesia Ortodoxa.
Durante todos estos siglos hasta 1453 sufrirá el acoso del poderío musulmán que acabará con el Imperio Bizantino en ese año, con la toma de Constantinopla. Durante todo este período, la monarquía bizantina tendrá características cada vez más autárquicas (origen divino), pomposidad, boato y fuerte poder centralizado. Es lo que se ha dado en llamar cesaropapismo.

ARQUITECTURA BIZANTINA.
Durante este largo período de mil años (del siglo V hasta el siglo XV) se dieron diversos periodos arquitectónicos. A nosotros nos interesa el que se realizó en la época de Justiniano (s. VI) que es el denominado: 
Primera Edad de Oro (s. V-VII): cuyos edificios más representativos son: Santa Sofía y San Vital de Ravena.

CARACTERISTICAS DE LA ARQUITECTURA DE LA PRIMERA EDAD DE ORO.
La arquitectura bizantina recibió aportes de la actividad arquitectónica paleocristiana en Oriente: planta de cruz griega y uso de la cúpula.
Utilización de materiales bastante pobres: ladrillos, pero revestidos de ricos mármoles y suntuosos mosaicos.
El soporte fundamental fue la columna clásica: capitel compuesto y tallado al trépano y, sobre todo, el capitel-cimacio que es un capitel bizantino (troncopiramidal invertido) tallado a bisel o al trépano sobre el que se coloca un cimacio o pieza troncopiramidal decorado con diversos motivos.
Uso del arco de medio punto y, a veces, peraltado.
Fueron maestros consumados en la utilización generalizada de las cúpulas (influencia paleocristianas sirias), apoyadas sobre pechinas. No hay tambor. Estas cúpulas están hechas con ladrillos. La cúpula tenía una gran carga simbólica. Representaba el enorme poder político de los emperadores (cesaropapismo) y, sobre todo, como imagen del cosmos sobre el que impera Dios.
Utilización tanto de la planta basilical como la de cruz griega y poligonal. Tienen un amplio nártex.
Uso del iconostasio y salas o sacristías (prótesis y diakonikon).

SANTA SOFIA: (Hagia Sofía=Divina Sabiduría). Está en Constantinopla. Tiene planta de cruz griega inscrita en un rectángulo, cubierto por una gigantesca cúpula (32 m. de diámetro y 55 de altura), cuyos empujes son contrarrestados por dos pares de estribos y dos medias cúpulas que constituyen sendas exedras laterales.
Tiene una galería (matroneum) en los triforios, cubierta de mármoles y mosaicos de gran suntuosidad.
Se trata de un edificio único y original de carácter religioso, que combina atrevidamente el modelo profano romano de tendencia a la planta central, con el basilical paleocristiano y se convierte en el logro arquitectónico más espléndido, no sólo de la etapa de Justiniano, sino de toda la arquitectura bizantina.
Se construyó entre el 532 y 537. Sus artífices, Isidoro de Mileto y Artemio de Tralles, no fueron simples maestros de construcción, sino hombres de sólida formación científica, capaces, por tanto, de grandes hallazgos técnicos y artísticos. Se trata de una obra excepcional por sus dimensiones y lujo; era la iglesia palatina de los emperadores, incluso estaba unida, por pórticos columnados, con el palacio Imperial.
Exteriormente se consiguió un edificio imponente, sobre todo visto desde el Este, elevándose sobre el Mar de Mármara, pues la línea de las cubiertas origina suaves perfiles ondulados que ascienden hasta la cúpula que parece reposar libre sobre el bloque central. En general, sin embargo, el aspecto es excesivamente macizo. Los arquitectos centraron, sin embargo, su mayor interés en el interior, donde se patentiza la función político-religiosa del mismo, reflejo, a su vez, de las tendencias cesaropapistas que funden el "imperium" y "sacerdocium".
Hay una interpretación simbólica de la composición arquitectónica, acorde con estos principios religioso-políticos, que justifica la importancia concedida al espacio central. La cúpula es, una representación del cielo en que mora el Señor, y por tanto, el punto del que dimanan luz y color. El efecto de ambos se vería, en su tiempo, realzado por elementos hoy desaparecidos, como revestimientos de plata (en el syntronum y columnata de cerramiento del presbiterio), lámparas de oro que pendían de intercolumnios y dinteles, paneles de cristal coloreado en las ventanas, para matizar la luz y sobre todo, el rico revestimiento de mosaico que cubría todas las superficies. Luz y color símbolos del mundo invisible y de la divinidad, se derramaban tan solo sobre el clero, el Patriarca y el emperador, a quienes se reservaba el espacio de la nave central, que visualizaba su unión. El pueblo, relegado a las naves laterales y a las tribunas, permanecía en la sombra mirando de lejos estas manifestaciones de gloria divina.
Como iglesia imperial siguió la suerte de las diversas dinastías y sufrió varias reformas en los siglos X y XIV, sin alteraciones substanciales.
Tras la conquista otomana fue convertida en mezquita. Se añadieron cuatro esbeltos minaretes aciculares y algunos mausoleos en el exterior, mientras que interiormente se ocultaron, bajo revoco, los mosaicos figurativos y se colgaron cuatro grandes escudos, con versículos coránicos, en los pilares que flanquean el ábside y la entrada. Nada pudo destruir su belleza y fue precisamente esta escuela de arquitectura islámica donde su influencia artística fue mayor: la huella de Santa Sofía se prolongó en las obras de los autores de las grandes mezquitas de Estambul, como la gran Mezquita Azul.
Fuera de Constantinopla, el foco artístico más importante de este período está en Ravena (norte de Italia). Las más sobresalientes manifestaciones son San Vital (S. VI), San Apolinar In Classe y San Apolinar Nuevo.
San Vital planta octogonal con una prolongación semicircular en la cabecera. Una gran cúpula central que se apoya en ocho capillas semicirculares y sobre un tambor. A su alrededor se desarrolla un amplio deambulatorio con bóvedas de arista sobre las que se apoya una tribuna. En el exterior de los muros se aprecian los contrafuertes Tiene nárthex descentrado.
MOSAICO.- 
La técnica del mosaico consiste en el acople de diferentes pequeñas piezas de mármoles o piedras de distintos colores (teselas) que unidas con hormigón forman una escena. Ya los mesopotámicos lo utilizaron, continuó con los griegos, se llegó a una gran perfección y utilización con los romanos y con el arte paleocristiano; pero tuvo su momento culminante en su desarrollo técnico con los bizantinos.
A diferencia del mosaico romano que fundamentalmente va en los pavimentos (aunque también lo encontramos en las paredes), el mosaico bizantino recubre los  muros y bóvedas con mosaicos de gran colorido y exquisita finura. Representan las figuras con un carácter rígido de inmaterialidad y con una disposición simétrica con gran isocefalia, igual situación de los pies...Su gran luminosidad pretende ser reflejo de lo sobrenatural. Hay claro lenguaje propio en sus posturas, rigidez, colores, ritmos repetitivos...
Sobresalen los mosaicos de San Apolinar ilNuovo (Ravena - S. V) que se representan en tres niveles a lo largo de la nave central. Los superiores son representaciones de 26 milagros de Cristo. A continuación entre las ventanas, los profetas, y, encima de las columnas, las procesiones de mártires y vírgenes.
La procesión de las vírgenes tiene unos bellos reflejos dorados, rica decoración de las hieráticas y rítmicas vírgenes en unas actitudes repetitivas con un fondo (ligera perspectiva) de palmeras que recuerdan los arcos de separación de los sarcófagos romanos. Esas repeticiones vienen dadas de la alternancia de las posturas de las manos, colores de las flores y de las diademas...Hay una gran riqueza y originalidad en los estampados, en las joyas, en las vestimentas de las vírgenes y de los magos...
En San Apolinar in Classe (Rabean - S. VI) en el ábside y en el arco triunfal aparece el santo obispo rodeado de ovejas. El santo, con enorme majestad, está en actitud orante flanqueado por una hilera de ovejas con un paisaje de rocas y árboles presidido todo por una gran cruz en fondo azul con gran riqueza de colorido en la pedrería, estrellas....
Obra maestra son los mosaicos que adornan el presbiterio de San Vital de Ravena (s. VI). Se concentran en torno al ábside, indicando que se trata del espacio más importante de la iglesia. En la bóveda de horno preside las escenas una imagen de Cristo joven e imberbe flotando sobre el mundo junto a San Vital y el Obispo Eclesio
Todo el fasto de la corte se exhibe en el Sequito de Justiniano con el obispo Maximiano y Teodora: sus figuras son firmes, hieráticas, imponentes y parecen trascender los límites de una mortal y común humanidad. Así las figuras son planas y carentes de movimiento. Están realizadas con economía de trazos, gruesos y esquemáticos. Hay una gran despreocupación por la anatomía, los rostros son muy expresivos aunque la mayor parte de ellos son convencionales excepto los de los principales personajes que se pueden considerar auténticos retratos.
Es sobresaliente el trabajo de matización de los trajes, vestiduras, la riqueza de las joyas, el hieratismo de todos los personajes sobresaliendo las actitudes de los emperadores oferentes. La combinación de colores en los que sobresalen los azules lapislázuli, dorados, ocres, rojos, amarillentos es realmente de una riqueza auténticamente imperial-religiosa. Por eso decimos que transcienden los límites de lo mortal para acercarse hacia lo divino. Su misma localización junto al altar entra dentro de la política cesaropapista bizantina. Es una de las cumbres mundiales del mosaico y un hito máximo de todo el Arte Universal.

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