Os dejo aquí una reflexión que vincula la verdad y la mentira como dos caras de una misma moneda,
Reflexión:
La verdad y la mentira no
son opuestos absolutos, sino dimensiones inseparables del mismo fenómeno: el
lenguaje humano y su intento de aprehender la realidad. Decimos buscar la
verdad, pero a menudo lo hacemos desde construcciones culturales, intereses o
necesidades que la distorsionan, dando lugar a la mentira.
Como señaló Friedrich
Nietzsche, “la verdad es una ilusión de la que se ha olvidado
que lo es, una metáfora que se ha gastado y ha perdido su fuerza sensible” (Sobre
verdad y mentira en sentido extramoral). Esta perspectiva nos obliga a
sospechar incluso de lo que llamamos certezas.
La mentira, lejos de ser
solo engaño deliberado, puede ser también un refugio, una herramienta o incluso
una forma de verdad parcial. Michel Foucault lo advertía al afirmar que
“la verdad no es nunca la recompensa de almas libres, sino el producto de
relaciones de poder”. Bajo esta mirada, la mentira no es lo contrario de la
verdad, sino lo que permite desvelar sus condiciones, sus límites, su contexto.
Y sin embargo, la
búsqueda de la verdad sigue siendo una exigencia ética. Como decía Kant,
“la veracidad es un deber incondicionado del ser humano, sea quien sea y
cualquiera que sea la situación en la que se encuentre” (Sobre un pretendido
derecho a mentir por humanidad). En esa tensión entre el deber moral y la
condición humana se revela que verdad y mentira conviven como una misma moneda:
una cara aspira a la claridad; la otra, inevitablemente, a la sombra.
Para entender lo escrito,
vamos a ajustar la reflexión sobre la verdad y la mentira como dos caras de una
misma moneda a partir del quehacer diario de una persona.
Cada mañana, cuando el
café humea y el reloj nos apura, empezamos a vestirnos no solo con ropa, sino
con pequeñas verdades a medio decir y mentiras dulces que nos protegen. Decimos
que estamos bien cuando algo dentro cruje. Sonreímos, aunque el alma esté hecha
trizas. Y no es cobardía: es el arte cotidiano de sostener el mundo sin que se
rompa y sobrevivir en el día a día.
La verdad, en la vida
diaria, no siempre es luminosa. A veces es un cuchillo, otras, una carga. Y la
mentira, sin ser noble, puede ser compasiva. Decimos al niño que su dibujo es
hermoso. A nuestro amigo, que todo irá bien. A nosotros mismos, que aún hay
tiempo. ¿Es eso mentir o simplemente seguir adelante?
Borges
escribió: "Decir la verdad es difícil, y mentir no vale la
pena." Pero ¿qué ocurre cuando decir toda la verdad rompe algo que
amamos? ¿Y si mentir un poco sostiene lo frágil? Camus nos recuerda que “los
hombres mueren y muchos sin llegar a ser felices”, quizá porque
confundimos vivir con tener siempre la razón. Tal vez vivir, simplemente, es
elegir qué verdades decir y qué silencios guardar.
Así vamos, cruzando el
día como funámbulos, equilibrando palabras sobre la cuerda floja de lo real. La
verdad y la mentira no son monstruos ni ángeles: son herramientas, sombras que
se turnan para dibujar nuestro rostro frente al espejo.
TEXTO DRAMATIZADO
“Lo que se dice, lo que se calla”
§ - -Vera (del latín verus,
“verdad”). Persona introspectiva, sensible, que intenta ser honesta pero en que
carga siempre con dudas.
§
- Mentor: nombre inspirado en la figura
de guía, pero con resonancias de “mentira” por su sonoridad, jugando con la
ambigüedad. Se trata de un personjae cínico amable, sabio, irónico, más
práctico que idealista.
Texto dramatizado:
(Escena: una mañana, en una cocina cualquiera, al amanecer tenemos a Vera sentada, mirando una taza de café. Entra Mentor, con expresión soñolienta pero atenta.)
MENTOR: Ya estás hablando contigo misma otra vez, ¿eh? ¿A qué verdad estás interrogando ahora?
VERA (sonríe apenas): A
todas. O a ninguna. Solo me preguntaba si hoy podría pasar un día sin mentir.
Sin adornar nada. Sin fingir que todo está bien.
Hoy le dije a mi hermana que me alegraba por ella. Y no. No me alegra. Estoy
rota.
(Pausa.
El silencio pesa, pero no duele. Comparten un sorbo de café.)
VERA (suave): Gracias
por no mentirme ahora.
(Se
miran mientras la escena se apaga lentamente.)
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