Curso
2025/26. Historia de España. Tema 1.
Tema 1: Las
raíces históricas de España (del Paleolítico a los visigodos)
¿Dónde comienza una historia?
Algunos dirían que en
un libro polvoriento… otros, en una clase como esta. Pero la nuestra, la de
España, comenzó en una cueva.
Más tarde a otro que,
en la oscuridad de la noche, se reúne junto a otros junto al fuego en el
interior de una cueva.
Y
alguien, hace miles de años, pintando en la roca la silueta de un bisonte. No
sabemos su nombre, pero sí sabemos lo que quería: que su paso por el mundo no se
olvidara y, al mismo tiempo, explicar el mundo con dibujos
porque aún no existían las palabras escritas.
¿Y
qué nos dice ese gesto? Que desde el principio hubo una necesidad de contar, de
recordar, de transmitir. Lo mismo que intentamos nosotros cuando guardamos una
foto en el móvil o subimos algo a redes: que el tiempo no borre del todo lo que
somos. Al final, no hemos cambiado tanto.
Después arrastrados por
la necesidad o la búsqueda de mejoras llegaron otros: fenicios, griegos,
cartagineses y romanos. Cada uno de ellos dejo un poso que sobre el que fuimos
construyendo nuestra identidad, lo que somos:
§ ¿Quién inventó eso de reunirse
en torno al fuego y contar historias? Nuestros antepasados paleolíticos, mucho antes de que
apareciera Netflix: su serie eran las chispas de la hoguera y las historias que
contaban para sobrevivir al miedo de la noche.
§
¿Por qué seguimos discutiendo sobre política y quién no debe gobernar? Porque ya lo hacían los íberos, los romanos con sus
senados y, más tarde, los visigodos en sus concilios. Si hoy los parlamentos se
enredan en debates infinitos, creedme: no hemos inventado nada nuevo.
§ ¿De dónde vienen nuestras
carreteras? De
Roma, que trazó calzadas tan sólidas que aún las seguimos pisando, aunque hoy
circulen coches en lugar de legiones.
§ ¿Y el vino, esa “bebida
nacional”? Podéis
agradecérselo a fenicios y griegos, que ya sabían bien lo de celebrar con una
copa.
§ Y mil cosas más:
o
El pan ya se hacía en la Prehistoria donde se molía cereal
para hacer tortas primitivas; más tarde con romanos y visigodos se perfeccionó
hasta convertirse en alimento básico.
o
La
vida en las ciudades, muchas de ellas conservan sus nombres, las hay de origen íbero, fenicio,
griego, cartaginés, romano o visigodo (Cartagena, Toledo, Mérida, León…).
o
Los baños públicos y termas romanos son el origen de nuestros baños piscinas,
spas y balnearios.
o
El latín como raíz del castellano y otras lenguas romances.
o
Los calendarios ya en Roma se organizaron meses, días y fiestas
que aún seguimos (los meses tiene nombres de dioses romanos: enero de Janus,
marzo de Mars…)
o
El derecho escrito, nace en Roma y se consolida
con los visigodos. Triunfa la idea de que las normas deben estar recogidas para
mejorar la convivencia.
En
definitiva, podemos decir que, en su origen, lo que hoy es España es un mosaico
de lenguas, costumbres y rasgos locales. Por ello decimos que España es
mestiza, porque aquí nunca hubo un único pueblo: somos herederos de un
eterno mestizaje, de invasiones y convivencias, de pueblos que llegaron con
mercancías, con espadas o con coronas, y todos dejaron algo.
¿Y qué nos enseña todo esto? Que la España actual no salió de la nada: está hecha de
capas superpuestas, como un libro escrito a muchas manos, donde cada época
añadió una página.
Entonces… ¿qué aprenderemos en este tema? Aprenderemos que nuestras raíces
están en las cuevas de Altamira y en los mosaicos romanos, en los mercados
fenicios y en las leyes visigodas. Que cada vez que discutimos, comerciamos,
celebramos o nos organizamos, estamos repitiendo —ahora con móviles y redes sociales en vez de piedras— lo
que ya hicieron quienes vivieron aquí hace miles de años.
Y, sobre todo, aprenderemos a mirar al pasado con preguntas desde el
presente, para hallar alguna respuesta o explicación a problemas del presente.
Así comienza nuestra
historia. Y mientras avancemos en este tema, recordad que somos en parte lo que
fuimos.
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