Aquí os dejo el mapa sobre distribución de las temperaturas de la prueba 8 de la simulación de examen práctico de oposición. Su resolución está en ZONAGH 2016. Aquí solo aparece teoría asociada que puede utilizarse para su resolución.
Tema asociado a las prácticas del Tema 4 de oposición de Geografía e Historia.
Tema asociado a las prácticas del Tema 4 de oposición de Geografía e Historia.
ALGUNAS
GENERALIDADES SOBRE LA DISTRIBUCIÓN DE LAS PRECIPITACIONES A ESCALA PLANETARIA
Las precipitaciones son otro de los
elementos que debemos tener en cuenta para clasificar los climas. Tres factores determinan básicamente la
distribución de la precipitación total anual en la Tierra: latitud,
continentalidad y relieve.
El factor latitud se aprecia al observar el mapa en el que se
representa la distribución de las precipitaciones anuales. Las isoyetas,
líneas que unen puntos que reciben igual cantidad de precipitación, delimitan
los grandes "cinturones de lluvia" de clara disposición latitudinal.
§ La zona ecuatorial, bajo el
dominio de la "zona de convergencia intertropical", recibe
abundantes y continuas lluvias durante todo el año, más de 2.000 mm.
En las zonas tropicales húmedas oscilan entre 2.000 y 500 mm. de precipitación, disminuyendo a medida que se avanza en latitud, ya que debido al vaivén de la convergencia intertropical parte del año están bajo su influencia y parte bajo la influencia de los anticiclones tropicales.
En las zonas tropicales húmedas oscilan entre 2.000 y 500 mm. de precipitación, disminuyendo a medida que se avanza en latitud, ya que debido al vaivén de la convergencia intertropical parte del año están bajo su influencia y parte bajo la influencia de los anticiclones tropicales.
§ En las zonas tropicales secas las precipitaciones descienden progresivamente hasta ser inferiores
a 250 mm anuales en los desiertos subtropicales.
§ La cantidad de precipitación aumenta progresivamente
en latitudes medias, donde llega a superar los 1.000 mm. Estas precipitaciones
van siempre asociadas a las borrascas del frente polar.
§ Finalmente, en las zonas polares, las precipitaciones
descienden de nuevo hasta menos de 250 mm, debido a las masas de aire con bajo
contenido en vapor de agua.
La continuidad de los cinturones de lluvia de disposición latitudinal se
rompe por efecto de la distribución de mares y continentes. De forma muy
general puede decirse que el litoral recibe mayor cantidad de precipitaciones
que el interior de los continentes, aunque son notables las diferencias entre
unas costas y otras. En latitudes bajas -zona ecuatorial y tropical-, las
fachadas orientales de los continentes reciben mayor cantidad de lluvia que las
occidentales por influencia del alisio marítimo, de los monzones y de las
corrientes cálidas marinas. En latitudes medias, la fachada occidental es la
que recibe mayores precipitaciones, como consecuencia del dominio general de
vientos del Oeste y del influjo de las corrientes marinas cálidas. Por el
contrario, las costas orientales, afectadas por corrientes frías y por un
viento del Oeste que se ha desecado al atravesar el continente, son mucho más
secas.
La altitud, al menos hasta
cierto nivel, acrecienta las precipitaciones, por lo que la presencia de
cadenas montañosas distorsiona aún más la disposición latitudinal de las
lluvias. En general puede establecerse que la montaña es una isla más húmeda
que su entorno, aunque presenta diferencias claras, entre una y otra de sus
vertientes, según cuál sea la expuesta a los vientos dominantes. Las áreas
situadas al pie de la vertiente de barlovento y la propia vertiente son mucho
más húmedas que las zonas situadas a sotavento. Por estas características, a
las que se debe sumar la peculiaridad de su régimen térmico y el descenso de la
presión al aumentar la altitud, la montaña constituye un enclave meteorológica
y climáticamente diferenciado de las características regionales o zonales que
le corresponderían.
Distribución
de la temperatura.
El reparto horizontal de las temperaturas sobre el globo terrestre, viene determinado principalmente por la
latitud y por la configuración o reparto de las tierras y de los océanos.
La
latitud determina la insolación terrestre.
La zona intertropical es la que recibe mayor insolación por unidad de
superficie, al incidir perpendicularmente sobre ella los rayos solares. Por
otro lado, los días tienen casi la misma duración que las noches, por lo que
las variaciones térmicas estacionales son muy suaves. Al mismo tiempo las
amplitudes térmicas se ven también moderadas por la existencia de gran cantidad
de vapor en la atmósfera.
A medida que nos alejamos del Ecuador y
nos aproximamos a los Trópicos, si bien las temperaturas medias se mantienen
altas, las amplitudes térmicas, tanto diurna como anual -diferencia entre la
temperatura media del mes más cálido y la del mes más frío- se van marcando
cada vez más. Ya comienza a diferenciarse la desigualdad térmica entre los
días y las noches. Ello supone que el régimen térmico de estas zonas es menos
regular que el ecuatorial.
Ya en las
latitudes medias, los rayos
solares inciden con mayor oblicuidad sobre la superficie terrestre, lo que
determina temperaturas medias paulatinamente más bajas. Al mismo tiempo por la
inclinación del eje de la Tierra, la diferenciación es neta, al menos en dos
estaciones, una de verano -con una duración mayor de los días respecto de las
noches y, por tanto, con un balance positivo de radiación- y otro de invierno
-con las noches más largas que los días y, por ello un balance térmico
negativo-. Ello conlleva un régimen térmico con importantes variaciones
periódicas y amplitudes térmicas, anual y diurna, bastante marcadas. La mayor
amplitud térmica y el déficit de radiación solar llegan a su límite en las
zonas polares donde se unen tres factores: la transparencia de una atmósfera
con bajo contenido en vapor de agua, la reducida cantidad de radiación recibida
al incidir los rayos solares muy oblicuamente sobre la superficie, hasta el
punto de que durante el invierno la insolación es nula, y el alto albedo de los
hielos polares.
Según lo descrito, la zona ecuatorial debería ser la más cálida y las zonas
polares las más frías. Pero si bien es cierto que el descenso latitudinal de la
temperatura es una realidad, también lo es que se produce con grandes
irregularidades, debidas a las distorsiones producidas por la distribución de
los continentes y los océanos. La mayor inercia térmica del agua determina que los océanos se calienten y
enfríen dos veces más lentamente que los continentes. Esto explica el efecto
termorregulador de los océanos en los climas costeros, nunca tan extremados
como los continentales, al. suavizar el mar las temperaturas tanto frías como
cálidas, disminuyendo así los contrastes térmicos. Por otro lado la amplitud aumentará con la
continentalidad.
Otra variación
importante en relación con la temperatura se da en las distintas fachadas
marítimas de los
continentes debido a la acción de las corrientes marinas. En latitudes altas y
medias; las corrientes marinas frías originan un descenso en las temperaturas
en las zonas costeras orientales del Hemisferio Norte: En latitudes tropicales,
por el contrario, las corrientes marinas frías inciden sobre las costas
occidentales, refrescándolas. De ello resulta una doble disimetría térmica
entre las regiones costeras de los continentes, lo que influye en la
distribución de la población en dichas zonas.
Ejemplo claro
de esto nos lo proporciona la fachada Este de América del Norte y la Oeste de
Europa. Entre los paralelos 45º N y 60º N, en Europa se encuentran ciudades tan
importantes como Burdeos, Londres, Dublín, Glasgow, Oslo, mientras que en
América sólo encontramos dos relativamente importantes, Halifax y St. John´s.
La razón estriba en que la fachada occidental europea se ve afectada por la
corriente cálida del Golfo, mientras que la costa americana lo está por la
corriente fría del Labrador.
Un último factor a tener en cuenta, pero con un
marcado carácter local, es la altitud,
pues la temperatura disminuye con ella.
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