Para quienes me preguntan ¿para qué aprender?

"En la ignorancia del pueblo está el dominio de los príncipes; el estudio que los advierte, los amotina. Vasallos doctos, más conspiran que obedecen, más examinan al señor que le respetan; en entendiéndole, osan despreciarle; en sabiendo qué es libertad, la desean; saben juzgar si merece reinar el que reina: y aquí empiezan a reinar sobre su príncipe. [...] Pueblo idiota es la seguridad del tirano". F. Quevedo

lunes, 31 de diciembre de 2018

Hay que tener paciencia hasta para ir a la guerra: La muerte de Bermudo III, el último rey asturleonés.


Las crónicas medievales relatan que el último rey de la dinastía leonesa del Reino de León fue lanceado, asaeteado y atravesado con espadas y puñales en unas cuarenta ocasiones. "Cosido a lanzadas", detallaron los narradores del siglo XI. Sin embargo, la autopsia reduce los lances comprobados, casi todos mortales, a 16. Y todo porque Bermudo III iba a lomos de una montura (Pelayuelo) más rápida que sus huestes, por lo que se encontró solo ante el enemigo +¡ (los ejércitos castellanos de Fernando I). A sus soldados no les dio tiempo a rescatarlo.

De todas formas, la falta de previsión ante la batalla debía de ser genética en su dinastía, ya que su padre, Alfonso V,¡ falleció también en un asedio en territorio portugués porque se quitó la armadura por el calor y una saeta le atravesó el pecho.

domingo, 30 de diciembre de 2018

Alabanza del pianista James Rhodes a España.

Aquí os dejo un artículo del diario "El País", en el que el pianista James Rhodes alaba la forma en la que se vive en España. Valoremos dónde y cómo vivimos y que siga siendo así. 

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sábado, 29 de diciembre de 2018

Oposición Geografía e Historia. Anexo Tema 8. Prácticas Sector secundario: La minería del Carbón en España, perspectivas de futuro.

Aquí os dejo un artículo aparecido en el diario "El País" sobre la minería del carbón en España y su  evolución.  Además de verlo aquí, podéis verlo en el siguiente enlace: ABRIR ARTÍCULO. 


España se despide del carbón con el cierre de todas las minas
Los 26 últimos yacimientos tienen que cerrar el 1 de enero o devolver más de 500 millones de ayudas. Nueve de las 15 centrales térmicas que queman este contaminante combustible dejarán de funcionar en 2020
Y el fin de la minería del carbón en España llegó. El 1 de enero las 26 explotaciones de Asturias, Aragón y Castilla y León que quedaban en España –de las que ya solo 12 estaban en producción– tendrán que cerrar o devolver los más de 500 millones de euros que han recibido de ayudas públicas. A ese cierre se comprometió el Gobierno con la Comisión Europea a principios de esta década, cuando Bruselas concedió la prórroga final a una actividad económica deficitaria que lleva más de 30 años de ocaso en España. En noviembre ya solo quedaban 2.046 trabajadores adscritos al régimen especial de la minería del carbón, frente a los 51.420 que había en 1985. Y el 90% del carbón que se quema en España para producir electricidad se importa ya de otros países como Colombia o Rusia.
La generación de electricidad con este combustible –el principal uso que se le da ahora al mineral– está también en el punto de mira de las políticas medioambientales por ser altamente contaminante. Además, esta actividad acumula alrededor del 15% de todos los gases de efecto invernadero de la economía española.
Las normas europeas van encaminadas a hacer desaparecer las centrales de carbón. Desde hace años funciona un mercado de emisiones que ahora obliga a las plantas a pagar más de 20 euros por cada tonelada de CO2que expulsan a la atmósfera. La previsión es que ese precio siga aumentando. Además, Bruselas pone cada vez más trabas a los Estados a la hora de dar subsidios encubiertos a las plantas.

EL FUTURO DE LAS CENTRALES TÉRMICAS
Todo esto hace que las centrales de carbón sean cada vez menos atractivas. De hecho, las eléctricas han emprendido una carrera en España por deshacerse de unas plantas viejas que necesitan de costosas obras si quieren seguir operando. De las 15 centrales que queman carbón que hay ahora en España –y que este 2018 han generado el 14% de la electricidad del país– nueve cerrarán en el próximo año y medio. Al menos, es lo que quieren sus propietarias. Iberdrola y Endesa ya han presentado al Gobierno la petición para clausurar cuatro de sus plantas. Naturgy –antigua Gas Natural– presentará en breve la misma petición para otras tres de sus centrales. Y sin plantas térmicas el futuro de la minería, que ya estaba trazado desde principios de esta década, es aún más negro.
Bruselas aceptó en 2010 –tras las presiones de España y Alemania– que las minas deficitarias siguieran recibiendo ayudas públicas. Pero la condición principal de este pacto –que afectaba principalmente a España, Alemania y Rumania– era que los yacimientos tenían que cerrar el 31 de diciembre de 2018 como máximo. Si, llegada esa fecha, las explotaciones querían seguir operando, tendrían que poder hacerlo sin soporte público y devolver todas las ayudas recibidas.
En el caso de España, al margen de las prejubilaciones y bajas de los mineros, el plan de cierre acordado con Bruselas ha supuesto que las 26 minas afectadas –propiedad de 15 empresas– hayan recibido desde 2011 ayudas directas para el cierre por valor de 504 millones de euros.
El cierre de las minas en Alemania –fijado por el mismo plan de Bruselas– se vivió hace una semana de forma solemne. “Terminó un capítulo de nuestra historia”, dijo el primer ministro del Land de Renania del Norte-Westfalia, Armin Laschet, durante los actos de clausura del último yacimiento de hulla del país. Mientras, en España, lejos de ese funeral de Estado que le dieron los alemanes a su minería, los presidentes de Asturias, Aragón y Castilla y León se reunieron el miércoles con la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, para pedirle que presione a las empresas para “alargar” la vida de las centrales y de algunos yacimientos.
Solo dos compañías mineras han mostrado interés ante el ministerio por seguir operando. Hijos de Baldomero García –empresa de El Bierzo (León), que cuenta con unos 25 empleados– y Samca –compañía turolense que tiene unos 150 trabajadores–. Al margen de estas dos privadas, la sociedad pública Hunosa (que tiene un millar de mineros aún en Asturias) sostiene que seguirá operando un pequeño pozo que no ha recibido ayudas públicas.
El problema lo tienen las dos empresas privadas. Por un lado, deben presentar un plan para devolución de las ayudas que han recibido para el cierre desde 2011. Hijos de Baldomero García debe reembolsar 8,35 millones de euros y Samca, 8,5 millones, según fuentes del Gobierno. Al margen de si son capaces o no de devolver esos fondos, el principal escollo ahora sería a quién le venderán el carbón en un futuro inmediato.
Hunosa prevé que lo que extraigan se queme directamente en una pequeña planta que posee. Pero en el caso de las dos minas de León y Teruel, las dos grandes centrales térmicas que tienen más cerca está previso que cierren en el próximo año y medio, según la solicitud que ha presentado su propietaria, Endesa.
En algunas comarcas, como El Bierzo, el impacto será grave”, reconocen fuentes del Gobierno. Y no tanto por el cierre de las minas, que ya cuenta con un plan de clausura con otros 250 millones de fondos públicos para los próximos años, sino por el fin de las térmicas. El Ejecutivo calcula que, entre empleos directos e indirectos con las nueve centrales se perderán 3.000 empleos en unas zonas azotadas ya por la despoblación.

viernes, 21 de diciembre de 2018

Oposición Geografía e Historia. Historia de España. La Monarquía visigoda.


MONARQUÍA VISIGODA

En el 409 penetran en la Península varios pueblos germánicos: suevos (Gallaecia), alanos (Lusitania y Cartaginensis) y vándalos (Bética). En el 507 los visigodos, empujados por los francos, entran por el Norte y desde su capital (Toledo) intentan controlar toda la Península. Este reino visigodo resulta de la mezcla de elementos romanos (lengua, organización administrativa) y germanos (rey electivo, derecho, etc.).

El periodo de esplendor del reino visigodo se corresponde con el reinado de Leovigildo (573-586), que intenta unificar el mundo hispano en todos sus aspectos: unificación territorial (suevos, vascos y bizantinos, expulsados éstos definitivamente por Suintila); unificación religiosa en torno al arrianismo, pero lograda por Recaredo con la adopción del catolicismo como religión oficial en el III Concilio de Toledo, 589; y la unión legislativa (culminada en el Fuero Juzgo de Recesvinto, eliminando el código de Eurico que afectaba a los visigodos y el código de Alarico para los hispanorromanos).

El estado visigodo está encabezado por un rey electivo (a medias en esta época, pues el rey asocia al trono al que será su sucesor). Su poder está muy mediatizado por la nobleza (caso de Wamba, por ejemplo). El monarca era elegido por la Asamblea de los hombres libres, y se ayudaba por el Officium Palatinum, con dos órganos en su interior: el Aula Regia y los Concilios de Toledo (de cometido político-religioso). En el Officium se sentaban los cargos políticos más importantes después del rey: comes, especie de ministros de asuntos concretos o cabeza de territorios; duques (gobernadores provinciales); gardingos (jefes militares), comites civitates (jueces de las ciudades), etc.

La cultura decae respecto a la época romana y está en manos de la Iglesia (San Isidoro de Sevilla y las Etimologías). En el arte destacan la arquitectura, influenciada por la anterior hispanorromana y la bizantina (San Juan de Baños, San Pedro de la Nave, Quintanilla de las Viñas) y la orfebrería (típica de su pasado nómada: coronas votivas como la de Recesvinto, fíbulas, etc.


Oposición Geografía e Historia. Historia de España: Proceso de romanización.


EL PROCESO DE ROMANIZACIÓN
La “romanización” es el proceso de transformación gradual de los pueblos prerromanos que habitaban en la Península en ciudadanos del Imperio Romano y la asimilación por éstos de sus costumbres, organización política (provincias), jurídica (Derecho romano), social y, muy especialmente, la lengua (el latín). 
- Organización político-administrativa.- Hispania fue dividida inicialmente en dos provincias: la Citerior y la Ulterior, tomando como línea divisoria el eje León-Mazarrón. Posteriormente, en el siglo III d.C. se subdividió en cinco provincias: Tarraconensis, Cartaginensis, Baetica, Lusitania y Gallaecia. Aún se añadieron dos posteriormente, la Balearica y la Mauritana-Tingitana. Cada una de las provincias era gobernada por un pretor asesorado por el Consilium. Se subdividían en conventos jurídicos como centros judiciales. Para la cuestión hacendística estaba el cuestor, que elaboraba el censo que controlaba los impuestos. 
- Vías de comunicación.- Con el objeto de controlar su amplio territorio, Roma se dotó de una excelente red de comunicaciones. En Hispania las vías principales eran la Augusta (Valle del Guadalquivir-Italia) y la Vía de la Plata (Gadir-Huelva, Mérida- Astorga). Estas calzadas se convirtieron en ejes comerciales, pues enlazaban zonas y ciudades del interior entre sí y de éstas con los puertos. Numerosos puentes de la época permitían salvar los obstáculos naturales por donde transcurrían las carreteras romanas. 
- La ciudad.- En el mundo romano las ciudades se convirtieron no sólo en centros político-administrativos, sino también económicos, sociales, culturales… Se revitalizaron las ciudades fundadas por los colonizadores y los indígenas, y nacieron otras nuevas. Pero no todas poseían el mismo status. Podemos distinguir: 
- Colonias: Son fundaciones romanas a imagen de la Urbe: Barcino, Tarraco, Emerita Augusta, Caesar Augusta, Bilbilis, Hispalis, Italica. Muy populosas algunas, en ellas se elevaban multitud de edificios administrativos, teatros, coliseos, acueductos y otros de utilidad pública. 
- Ciudades estipendiarias: Tomadas por la fuerza, por ello estaban obligadas a pagar un estipendio o tributo, y sometidas fuertemente al pretor, máxima autoridad romana. 
- Federadas: Conservaban sus derechos, pero estaban obligadas a prestar auxilio a Roma y facilitar víveres para el ejército. 
- Inmunes: Disfrutaban de gran autonomía y estaban exentas de pagar impuestos. 
- Organización económica: El aumento de la producción agrícola y del comercio redundó en un crecimiento de la población peninsular (7 millones de habitantes). La tierra era símbolo de prestigio y riqueza. Se crearon grandes latifundios en manos de la aristocracia senatorial y se repartieron tierras entre colonos (antiguos soldados, por lo común, de origen italiano), lo que supuso un crecimiento de la producción agrícola. Aumentaron los regadíos (canales de Murcia y de Valencia), utillaje agrícola más moderno, nuevas técnicas de cultivo (abonos, rotaciones). Hispania se convirtió en colonia comercial respecto a la metrópoli: exportaba al resto del Imperio vinos, aceite de oliva, minerales y esclavos; a cambio, importaba productos manufacturados: cerámica, tejidos y objetos de lujo. Las ricas minas peninsulares pasaban a propiedad del estado: las del oro del Noroeste, plomo de Sierra Morena, plata y cobre de Cartagena, cobre de Riotinto y mercurio de Almadén. 
- Organización social: El Imperio Romano era una sociedad esclavista muy jerarquizada y con distintos grados de derechos políticos y jurídicos. Entre la población libre encontramos: el orden senatorial (senadores latifundistas), el orden ecuestre (puestos intermedios de la administración y dueños de negocios), los decuriones (burguesía urbana) y la plebe (trabajadores). No obstante, siendo libres, no todos poseían los mismos derechos. Hay ciudadanos romanos, latinos y súbditos del Imperio. Conforme avanza el tiempo, tienden a unificarse, culminando este proceso por la Constitutio antoniniana (Caracalla, 212 d.C.), que concede la ciudadanía romana a todos los habitantes libres del Imperio. En el último peldaño de la escala social estaban los esclavos, sin derecho alguno, la mayoría procedente de los ejércitos vencidos por Roma. 
- Religión, cultura y arte: La importación a la Península de los cultos romanos contribuyó a la romanización, aunque sus dioses tuvieron que coexistir con un abigarrado politeísmo de origen indígena, fenicio, griego y otros cultos, novedosos en esta área del Mediterráneo, de origen oriental. Más tarde llegó el Cristianismo, que en un largo proceso de tres siglos fue creciendo hasta convertirse en religión oficial de todo el Imperio, y de Hispania por tanto: otro lazo común con Roma. 
Quizás el hecho romanizador más evidente fue la implantación del latín, traído por soldados y comerciantes. De él derivarían nuestras lenguas, y sólo el vasco, atrincherado tras las montañas del Norte, pudo pervivir como lengua no romance. 
Prueba de esta romanización reseñada, numerosos personajes públicos de alto nivel nacieron en nuestro suelo: emperadores (Trajano, Adriano, Teodosio), filósofos (L.A. Séneca), historiadores (Lucano), geógrafos (Mela), Marcial el epigramista, etc. 
Restos del dominio romano se conservan por doquier en infinidad de obras públicas: acueductos (Segovia), murallas (Lugo), puentes (Alcántara), teatros (Mérida, Sagunto, Cartagena), anfiteatros (Itálica), monumentos funerarios (Torre de los Escipiones), arcos de triunfo (Bará, Medinaceli), templos (de Diana en Mérida), etc.



LA CRISIS DEL SIGLO III: EL RURALISMO: Durante el siglo III el Imperio Romano entra en un periodo de crisis en todos los ámbitos debido a la dificultad de administrar territorios tan amplios como había logrado conquistar en épocas precedentes. Los elementos que caracterizan esta crisis son: debilitamiento del poder imperial (emperadores militares), con la consiguiente autonomía de los gobernadores provinciales; revueltas campesinas; guerras civiles localizadas; presión de los pueblos bárbaros, etc. 
Diocleciano intentó atajar la crisis mediante una nueva división territorial-administrativa, pero el enorme peso impositivo del estado llevó a los grandes propietarios rurales a huir a sus villas. Las ciudades comenzaron a decaer y, debido a la inseguridad reinante, el pueblo buscó la protección de esos terratenientes a cambio de entregarles sus tierras y/o trabajo. Es el sistema de colonato, antecedente del feudalismo. Esta ruralización atentaba contra las bases del Imperio y de todo el sistema esclavista que lo caracterizó (los esclavos ya no son rentables y el Cristianismo además critica su existencia). Paralelamente a este proceso, los pueblos germanos (“bárbaros”) van infiltrándose en el territorio imperial, pacíficamente unas veces (como federados de Roma) o de forma violenta.

Oposición Geografía e Historia. Historia de España: Pueblos Prerromanos y colonizaciones.




PUEBLOS PRERROMANOS. LAS COLONIZACIONES.

En el primer milenio antes de Cristo llegan a la Península varias oleadas de pueblos indoeuropeos, expertos en la metalurgia del hierro (metal que revolucionó el armamento, lo que explica su poderío militar que les permitió llegar hasta la India). Se establecen en las llanuras interiores. Su elemento cultural definitorio era el enterramiento en campos de urnas.

Más conocida es la llegada de pueblos procedentes del Mediterráneo Oriental (fenicios, griegos y cartagineses), atraídos por la riqueza minera del sur hispano. Estos pueblos eran activos comerciantes.

- Los fenicios: Establecieron factorías en la zona del Estrecho y del Mediterráneo Sur, donde fundaron Gadir, Malaca, Sexi y Abdera. A cambio de nuestros minerales, dejaron un legado cultural importante: el torno de alfarero, nuevas técnicas para la elaboración de tejidos y, sobre todo, la escritura alfabética. Debido a su enfrentamiento con los griegos y a los problemas en la metrópolis, fueron sustituidos por los cartagineses, pueblo procedente de la gran colonia fenicia de Cartago en Túnez.

- Los griegos: Llegaron desde su colonia de Massalia y se establecieron en la mitad norte de la costa mediterránea: Rhode, Emporion, Hemeroskopeion. Ejercieron una gran influencia sobre las poblaciones indígenas que transformó su economía y cultura. Así, conocieron el uso de la moneda, nuevos cultivos (olivo y vid), el arado y técnicas más modernas para la fabricación de cerámica y tejidos.

- Tartessos: Pocos restos pero muchas fuentes literarias (leyendas, textos griegos e incluso menciones en la Biblia) nos hablan de esta civilización desarrollada en el Suroeste español (Huelva, Sevilla). Practicaron una agricultura muy evolucionada que determinó diferencias sociales basadas en la desigualdad de la riqueza. Igualmente importante fue su comercio, que practicaron con los colonizadores e incluso con las Islas Británicas. A partir del siglo V a.C. se le pierde la pista a Tartessos. Quizá se fraccione en diversos pueblos que reciben el genérico nombre de ibéricos.

- Los iberos: Son los primeros pueblos históricos que a partir del siglo V a.C. habitan la costa mediterránea y el Valle del Ebro. Su denominación procede del río Iberus. En el sustrato de su cultura se mezcla la influencia de los pueblos colonizadores con las tradiciones tartésicas. Todas las tribus ibéricas, aunque independientes entre sí, poseen rasgos comunes: la lengua (todavía sin descifrar por completo), tradiciones espirituales y materiales, y manifestaciones artísticas. Se asentaban en lugares elevados, donde una muralla encerraba viviendas de adobe o piedra y cubiertas de ramaje. Su economía se basaba en la agricultura (trilogía mediterránea), la ganadería y el comercio, favorecido por la creación de una moneda propia. Eran excelentes metalúrgicos del hierro (falcata) y su estructura social estaba muy jerarquizada: régulos, guerreros, trabajadores y siervos. El poder de los monarcas dependía de las zonas, siendo mayor en el Sur que en el Levante. Escultura y pintura sobre cerámica

son las principales manifestaciones artísticas: la Gran Dama del Cerro de los Santos (Albacete), Dama de Baza, Dama de Elche (de clara influencia helenística), Bicha de Balazote (Albacete).

- Los pueblos célticos: Herederos de los primeros indoeuropeos llegados a la Península, los asentados en el Noreste recibieron el influjo de los pueblos colonizadores. El resto, distribuidos por el Norte y Centro, conservaron sus características indoeuropeas, por lo que su cultura estaba más atrasada. Construían sus poblados en zonas altas, de fácil defensa y con doble muralla. Su economía se basaba en la ganadería, excepto los meseteños (agricultura cerealista) y eran buenos metalúrgicos del hierro. Su organización social se basaba aún en lazos de sangre. Varias tribus se agrupaban en clanes y eran gobernadas por una aristocracia guerrera. El pueblo celta más conocido era el galaico, asentado en el Noroeste peninsular, que habitaba en castros (viviendas circulares con techumbre cónica dentro de una muralla doble). A la ganadería se unía como recursos económicos la pesca y el marisqueo.

Historia de España: Prehistoria, del Paleolítico a la Edad de los Metales.


PREHISTORIA DE LA PENÍNSULA:

DEL PALEOLÍTICO A LA EDAD DE LOS METALES.



Hasta época reciente los restos humanos hallados en la Península Ibérica eran escasos. Sabemos de la existencia de homínidos por una abundante industria lítica esparcida por todo el solar hispano. No obstante, descubrimientos recientes (de finales del siglo XX y comienzos del actual) permiten afirmar que el poblamiento de la península es muy antiguo, pudiendo remontarse hasta unos 800.000 años. Esto aparece atestiguado por los restos humanos hallados en los grandes yacimientos de Atapuerca (Burgos) y otros menos conocidos pero igualmente importantes: Cueva Victoria (Murcia) y Venta Micena en Orce (Granada).

Lógicamente estos restos del género Homo no pertenecen a un mismo grupo humano, sino a “ensayos” en el proceso de hominización, que finaliza con el Homo sapiens actual. Toda esta evolución se produce en el periodo más antiguo de nuestro devenir histórico: la Prehistoria o Protohistoria. A continuación explicaremos ésta con las divisiones clásicas de Edad de Piedra (Paleolítico, Mesolítico, Neolítico) y Edad de los Metales (Cobre, Bronce, Hierro).



-         Paleolítico.- La Península Ibérica estaba habitada por hombres depredadores que tallaban sus instrumentos de piedra. Cazadores y recolectores, practicaban un nomadismo tras sus presas. El larguísimo periodo del Paleolítico se divide tradicionalmente en tres etapas: Inferior, Medio y Superior.

-         Paleolítico Inferior.- Aparecen los restos más antiguos en la Gran Dolina de Atapuerca: el Homo antecessor, con una antigüedad en torno a los 800.000 años. Este periodo se inicia en esa fecha y se da por concluido hace unos 100.000 años. Dicho homínido comparte el solar hispano con el Homo erectus, ambos preneandertales. Su industria lítica se componía de lascas, choppers y hachas bifaces. Los instrumentos de mayor antigüedad se encontraron en El Aculadero (Cádiz). Su actividad principal era la caza de la gran fauna de la época, en la que los cazadores colaboraban entre sí.

-         Paleolítico Medio (100.000-35.000 a.C.).- Dos tipos humanos más desarrollados aparecen en la Península: el Homo neandertalensis y el Homo sapiens. Habitan cuevas y abrigos rocosos, conocen el fuego (de importancia capital) y su industria lítica es más perfecta y variada (puntas de flecha, buriles, raspadores…). Por primera vez encontramos enterramientos complejos (Cueva Morín en Cantabria), que permiten afirmar que tenían conciencia de la muerte.

-         Paleolítico Superior (35.000-10.000 a.C.).- Tras un periodo de convivencia de las especies Neandertal y Sapiens, aquélla desaparece. Pervive únicamente nuestro antepasado más directo, el Homo sapiens, cuya evolución a partir de ahora será simplemente cultural. Sus útiles de piedra son cada vez más perfectos y a ellos se unen otros realizados en hueso, marfil y madera: arpones, agujas, anzuelos, puntas de flecha. Como gran novedad, practican una pintura parietal, cuyo sentido es aún motivo de controversia. La fauna de la época aparece representada en cuevas del norte peninsular como Altamira o El Castillo, en policromías de gran naturalismo.

-         Mesolítico (10.000-5.000 a.C).- Hace unos 10.000 años comenzó el actual periodo interglaciar, cambio climático que provocó la desaparición de las grandes presas. A partir de ahora los instrumentos de caza se adaptan al menor tamaño de los animales que sirven de sustento al hombre (microlitos). En la zona levantina se practica una pintura monocromática y muy estilizada, donde el ser humano ya es protagonista de escenas complejas (de caza, rituales, de la vida cotidiana…). Como ejemplos citaremos las pinturas de Valltorta (Castellón) y El Mojao (Lorca).

-         Neolítico (c.a.5.000-3.000 a.C.).- Llegada por influencia cultural desde el Mediterráneo Oriental, se produce la llamada revolución neolítica. Esta etapa se caracteriza por el descubrimiento de la agricultura y de la domesticación de animales. Del hombre paleolítico depredador pasamos al hombre neolítico productor. Estas nuevas actividades productivas permiten la sedentarización y aparecen ya poblados de construcciones sencillas, aunque se sigan utilizando cuevas (Cova de l´Or en Alicante). Para almacenar granos nace la cerámica y, ligados a la agricultura, nuevos utensilios, como molinos de mano, hoces, cucharas de hueso o de piedra pulimentada (no tallada, como en el Paleolítico).

En esta época se practican enterramientos en sepulcros de fosa con ajuares funerarios cuya materia prima se obtiene a veces de yacimientos mineros. Al final del Neolítico la agricultura desplaza a la ganadería como actividad económica primordial. Encontramos poblados de agricultores que elevan monumentos megalíticos: menhires y dólmenes, como los de Menga en Antequera (Málaga), ligados a enterramientos colectivos.

-         Edad del cobre.- En el sureste español, hacia el 2.400 a.C. aparece la metalurgia del cobre. El principal yacimiento de esta etapa es el de Los Millares (Almería). Desde sus poblados amurallados en colinas, explotaban los yacimientos mineros de la zona.

En torno al 2.000 a.C. se desarrolla la Cultura del vaso campaniforme, de origen europeo o incluso autóctono de la Península.

-         Edad del Bronce.- A principios del II milenio a.C. se conoce ya la metalurgia del bronce (aleación de cobre y estaño). También en Almería encontramos el poblado de El Argar, que da nombre a una cultura de la que en Lorca existen restos abundantes. Un elemento característico es la copa argárica.

En esta misma época destacan las grandes construcciones megalíticas de las islas Baleares (taulas, talayots y navetas) y, en Galicia, la cultura de los castros, ligada al mundo atlántico.

lunes, 17 de diciembre de 2018

Historia España. Temas EBAU. Parte A.- El reformismo Borbónico.


Aquí os dejo el tema del reformismo borbónico. 

TEMA 6: EL REFORMISMO BORBÓNICO DEL SIGLO XVIII:

IntroducciónEn el año 1700 murió sin descendencia Carlos II, lo que dio lugar a un conflicto dinástico entre Felipe de Borbón y el Archiduque 
Carlos de Austria, cuya solución llegó con el Tratado de Utrech (1713), que supuso la instauración de una nueva dinastía, los Borbones, de origen francés. 
 Fue una etapa de reformas marcada por profundos cambios políticos inspirados por el llamado “despotismo ilustrado”, en cuya base está la copia 
del absolutismo centralista y uniformador francés.  El monarca más representativo de esta época fue Carlos III. Sistema político que se implanta con 
los “Decretos de Nueva Planta”, que se aplican a los territorios de la Corona de Aragón, como represalia por apoyar al otro pretendiente y que suponen 
la abolición de sus fueros, cortes y consejos. 

DESARROLLO....


martes, 11 de diciembre de 2018

Oposición Geografía e Historia. Geografía Bachillerato. Anexo Tema 19 sobre crecimiento natural y comportamiento demográfico en España.


El primer semestre de 2018 registra el menor número de nacidos desde 1941

La cifra de fallecimientos también es la mayor desde aquel año, cuando el INE comenzó su recopilación de datos en España


El declive demográfico natural de España ha alcanzado un máximo histórico, según los datos provisionales del Instituto Nacional de Estadística (INE) publicados EL 11/12/2018. En la primera mitad de 2018 solo hubo 179.794 nacimientos en España, la cifra más baja para un primer semestre desde que empieza el registro del INE en 1941 —y un 5,8% menos que el mismo periodo del año anterior—.
Además, aumentan las muertes: en este tiempo fallecieron 226.384 personas, la cifra más alta desde 1941 (cuando la población de España era de 26 millones). El balance de nacimientos restadas las defunciones, conocido como el crecimiento vegetativo, queda en -46.590, un mínimo que supone un récord de la serie histórica.
Esta tendencia demográfica negativa comenzó en 2015 y se proyecta hacia el futuro, con una pirámide de población en la que se estrecha la base y se ensancha la punta. Los alumbramientos cayeron con respecto al año pasado en todas las comunidades autónomas, pero los descensos más fuertes se registraron en La Rioja (–13,7%), Extremadura (–10,3%) y Cantabria (–7,8%).
Una razón es que ahora están en edad reproductiva las mujeres nacidas a partir de 1978, "una generación corta" que nació en un momento de baja fecundiad. Desde 1981, la natalidad en España está por debajo de 2,1 bebés por mujer, la mínima para garantizar el reemplazo generacional. En España, la cifra es ahora 1,3, aproximadamente. Esta alteración del equilibrio demográfico resulta en un envejecimiento progresivo de la población, que cada vez ejerce mayor presión sobre los jóvenes trabajadores.
La edad en la que las parejas tienen su primer bebé se retrasa cada año y, con ella, cae también la probabilidad de tener más hijos. "Durante el año 2017 la edad media a la primera maternidad era de 30,8 años, y para las mujeres de nacionalidad española casi un año más", Para  Daniel Devolder, del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad Autónoma de Barcelona "el aumento de la edad a la primera maternidad es el principal problema en España que está bloqueando la fecundidad". Según él, este dato explica gran parte del descenso de los nacimientos incluso cuando la media de hijos que tiene cada pareja no ha cambiado mucho en los últimos años.
La natalidad en España registró un máximo en tres décadas en 2008, con 519.779 nacimiento, desde entonces la crisis económica redujo drásticamente la fecundidad de los trabajadores temporales y parados, aunque no tanto la de trabajadores con contratos fijos.
 A pesar del crecimiento vegetativo negativo, la población de España, de unos 46,6 millones, está en aumento por la inmigración. Uno de cada cinco bebés que nació en España durante la primera mitad de 2018 fue hijo de una madre extranjera.
Para Joaquín Arango, catedrático de Sociología en la Universidad Complutense de Madrid, entre 2000 y 2010 hubo una entrada muy significativa de migrantes a España. El balance vegetativo mejoró con los nacimientos de madres extranjeras en ese periodo, pero ahora que se ha ralentizado la inmigración, no es suficiente para compensar la mortalidad.
La cifra de fallecimientos ha crecido en 12 comunidades, con los mayores incrementos en Canarias (10,2%), Andalucía (5,3%) y Cantabria (5,1%). Solo tres comunidades tuvieron un saldo vegetativo positivo en la primera mitad de 2018: Madrid (3.714 personas), Murcia (997) y Baleares (428), además de Ceuta y Melilla.

El declive demográfico se acelera en España con una cifra récord de mortalidad

El número de fallecimientos en 2017, el más elevado desde 1941, superó en más de 31.000 el de nacimientos

Nunca se habían registrado tantos fallecimientos en España como los que avanzan los datos provisionales publicados este martes por el Instituto Nacional de Estadística (INE). En 2017 fallecieron 423.643 residentes en España, la mayor cifra desde 1941, cuando arrancó la serie histórica, y un 2,3% más que en 2016. Las muertes superaron además a los nacimientos, que fueron 391.930, un 4,5% menos que el año anterior. En consecuencia, se produjo un saldo vegetativo negativo que no es el primero —ya ocurrió en 2015— pero que también marca un récord, con una diferencia entre nacimientos y fallecimientos de -31.245.récord, con una diferencia entre nacimientos y fallecimientos de -31.245.

La tasa de fallecimientos por cada 1.000 habitantes fue de 9,1, un dato que también se alcanzó en 2003 y 2015. Lo llamativo es que alcanzan un máximo histórico en términos absolutos y no se ven compensados por los nacimientos. Pau Miret, sociólogo de la Universidad Autónoma de Barcelona cree que desde 2016 se ha producido un cambio de rumbo en la demografía española, aunque los datos del Movimiento Natural de la Población son aún provisionales. El también investigador del Centro de Estudios Demográficos cree que esta tendencia hacia un crecimiento vegetativo negativo continuará “hasta que muera la última generación del baby boom, los que nacieron en los años sesenta y hasta aproximadamente 1976. Sencillamente porque hay más gente de edades avanzadas”

Ha caído por tanto el número de mujeres en edad de ser madre, pero también hay menos con una situación favorable para tener hijos. La precariedad laboral y la inseguridad económica originada por la crisis han reducido la tasa de natalidad, como señala Miret. “Ahora las parejas o las mujeres atrasan la hora de tener hijos a la espera de tiempo mejores, lo que también ha reducido la edad media a la maternidad”. Según los datos, las mujeres que dieron a luz en 2017 tenían una media de  32,1 años, cuatro por encima de los 28,5 de 1976 y una décima más que hace un año. Las españolas tenían una media de 32,6 años, mientras las extranjeras residentes en España tenían 29,7. La edad media de la primera maternidad se situó en los 30,9 años, la mayor de la serie.

 


“Tormenta perfecta”

El cambio cultural ha disminuido los nacimientos y ha retrasado la edad media de la maternidad. Pero el factor que más negativamente pesa es el desempleo y la temporalidad”, coindice también Arango. “Si no cambia esto, la natalidad no crecerá. En España este es el peor cóctel para la fecundidad y unido al acceso a una vivienda hace pensar que España está en medio de la tormenta perfecta”, añade.


CINCO AÑOS DE VIDA MENOS, SEGÚN DONDE SE NAZCA

La esperanza de vida al nacimiento de media en España continúa en los 83,1 años, la misma que en 2016. Los datos del INE son diferentes para hombres (80,4 años) y mujeres (85,7). Según las estadísticas provisionales, una persona que alcanzó los 65 años en 2017 llegará a vivir, de media y previsiblemente, 19,1 años más si es hombre y 23 si es mujer.

El lugar de nacimiento influye en la esperanza de vida y la media puede llegar a variar hasta cinco años según la comunidad autónoma. Mientras que en la Comunidad de Madrid la esperanza de vida al nacimiento alcanzó los 84,5 años en 2017 —el valor más alto en España—, en la ciudad autónoma de Ceuta la media se situó en 70,4. A Madrid le sigue la Comunidad Foral de Navarra y Castilla y León, ambas con 83,8 años, y La Rioja con 83,6. En los últimos puestos de la tabla y por encima de Ceuta, están Melilla con 80,4, Andalucía con 81,8 y Extremadura con 82,3.
El catedrático de Sociología en la Universidad Complutense de Madrid Joaquín Arango explica esta “paradoja” como una consecuencia del aumento del envejecimiento en España. “Pese a que la esperanza de vida es mayor a causa de los avances científicos, la mortalidad elevada se explica por el aumento del número de mayores. Lógicamente, cuantas más personas haya, mayor será el número de defunciones”, explica.

lunes, 10 de diciembre de 2018

Geografía.- 2º Bachillerato. Material didáctico para prácticas: Cómo comentar e identificar hidrogramas.


Aquí os dejo el enlace de la presentación que hemos visto esta mañana. Abrirla cada vez que necesitéis.  ¡Ánimo!, ¡por fin llega el final de trimestre!.

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viernes, 7 de diciembre de 2018

TEMA: LA ESPAÑA DEL SIGLO XIX (4º ESO)


TEMA: LA ESPAÑA DEL SIGLO XIX (4º ESO)
INTRODUCCIÓN
A pesar de las reformas del Despotismo ilustrado, a finales del siglo XVIII España seguí manteniendo los rasgos propios de una sociedad feudo-señorial y un régimen político incapaz de resolver los problemas que asolaban el país.
No obstante, durante el siglo XIX se experimentaron, como en el resto de los países de Europa occidental, una serie de cambios que dieron lugar a la instauración de un régimen liberal, mientras que la sociedad estamental propia del Antiguo Régimen fue sustituida por la sociedad de clases.
Aún así, fue un siglo convulso, protagonizado por varias guerras civiles y numerosos pronunciamientos. La industrialización del país apenas se llevó a cabo, mientras que, a pesar de diversas mejoras en los transportes, el país siguió mal comunicado.
Por todo ello, España pasa a ser una potencia de segundo orden en el concierto internacional, lo que, unido a su debilidad económica, la convirtieron en una de las sociedades más pobres de Europa.

LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA Y LAS CORTES DE CÁDIZ (1808- 1814)

La crisis del Antiguo Régimen: Carlos IV
    Durante el reinado de Carlos IV tiene lugar la Revolución Francesa, lo que condicionó la política de su reinado, lo que se manifestó en la imposición por Floridablanca de férrea censura contrarrevolucionaria. Éste fue sucedido por el Conde de Aranda, más favorable a las ideas liberales pero fue sustituido a causa de los acontecimientos que se desarrollaban en Francia y su transigencia hacia ellos. Su lugar es ocupado por Manuel Godoy, quien dirigió la política española desde 1792 hasta 1808.
La Guerra de Independencia (1808-1914)
    A partir de 1796, la política española se vinculó al expansionismo francés. La derrota de la flota hispano-francesa en Trafalgar confirmó el dominio inglés de los mares. En 1807, Francia consigue que España firme el Tratado de Fontainebleau, por el que acordaban invadir Portugal. Las tropas francesas debían atravesar el país para llegar a Portugal pero, en realidad, no fue más que un pretexto pues las tropas francesas comenzaron a invadir toda la península.
    Ante el peligro, Godoy aconseja a la familia real que se refugie en Sevilla por si fuera necesario embarcar hacia América, pero esta noticia inquietó al pueblo que, instigado por el príncipe Fernando, se amotinó en Aranjuez en marzo de 1808 (Motín de Aranjuez), asaltando la casa del valido. Estos hechos hicieron que Carlos IV destituyera a Godoy y, posteriormente, él abdicara en su hijo Fernando. Carlos y Fernando se reúnen con el emperador para dirimir los conflictos; finalmente, Fernando renunció a la Corona y Carlos abdica en Napoleón a cambio de una pensión anual y de unas posesiones territoriales (hecho conocido como las Abdicaciones de Bayona). Napoleón, por su parte renunció a sus derechos al trono a favor de su hermano José, proclamándolo rey de España. Ante el secuestro de la familia real, el 2 de mayo se produce una sublevación en Madrid, seguida por otras ciudades dando comienzo a la guerra.
    La guerra fue a la vez de liberación contra los franceses, pero también civil ya que la población quedó dividida entre afrancesados (quienes apoyaron el reinado de José I) y patriotas. La contienda se desarrolló en tres fases:
  1. Primera fase (hasta finales de 1808). Los franceses sitian Zaragoza e inician su avance hacia el sur pero son derrotados en Bailén. La resistencia española fue sorprendente.
  2. Segunda fase (finales 1808-1812). Se trató de una fase protagonizada por el dominio francés pues, a comienzos de 1810, toda la península, excepto Cádiz, se encuentra bajo dominio del ejército galo. En esta época surgieron las guerrillas que hostigaban a las tropas napoleónicas.
  3. Tercera fase (1812-1814). Tropas españolas, al mando de Wellington lanzan una contraofensiva y derrotan a los franceses en Arapiles. En abril de 1813 se firma la paz, aunque los franceses no se retiraron hasta 1814.
Las Cortes de Cádiz
    La guerra tuvo importantes consecuencias políticas pues, ante la ausencia de la familia real, se produjo un vacío de poder en España. De ahí que se formen juntas revolucionarias; posteriormente, estas juntas se unieron en un solo mando, la Junta Central Suprema que convocó a Cortes con el objetivo de elaborar una Constitución que garantizara las libertades personales y acabara con las instituciones del Antiguo Régimen en un intento de abrir España a la libertad y el progreso. Por tanto, además de una guerra, se estaba llevando a cabo una revolución liberal en uno de los pocos territorios que permanecían libres del dominio francés.
    Entre los diputados de estas Cortes se distinguían diversas ideologías:
  • Liberales, partidarios de establecer un régimen liberal similar al francés (libertades, garantías constitucionales, etc.).
  • Serviles, partidarios de mantener el Antiguo Régimen con Fernando VII como rey.
  • Diputados americanos, que defienden sus problemas.
    La Constitución de Cádiz fue aprobada el 19 de marzo de 1812, a lo que debe su nombre, y establece el modelo del liberalismo español durante el siglo XIX:
  • Separación de poderes: Legislativo (Cortes), Ejecutivo (el Rey y sus ministros) y Judicial (tribunales de justicia).
  • Soberanía compartida (Cortes con el Rey)
  • Defensa de la propiedad privada.
  • Igualdad de los ciudadanos ante la ley.
  • Libertad de expresión, de prensa, de reunión, etc.
  • Estado confesional católico.
  • Sufragio censitario.
REINADO DE FERNADO VII

Terminada la Guerra de Independencia contra los franceses , las Cortes se trasladaron a Madrid para preparar el regreso de Fernando VII. Pero éste, abolió todo lo que habían hecho las Cortes de Cádiz y restauró el absolutismo. Durante el reinado de Fernando VII se distinguen varias etapas:
El Sexenio absolutista (1814-1820) 
    Durante esta etapa, Fernando abole la obra de las Cortes de Cádiz en parte por su voluntad y en parte por el contexto de la Europa de la Restauración, en la que triunfa la Santa Alianza, una vez derrotado Napoleón. Además, le influye el Manifiesto de los Persas, redactado por una serie de diputados realistas, en el que le aconsejan ignorar la Constitución.
El Trienio Liberal (1820-1823) 
    En 1820, el pronunciamiento de los militares destinados a América para detener la secesión americana, dirigidos por Rafael Riegoestablece un régimen liberal. Fernando VII, asustado por los hechos, jura la Constitución de Cádiz, que vuelve a ponerse en marcha. Durante este periodo, protagonizado por importantes políticos, como Martínez de la Rosa, se ponen en marcha medidas de corte liberal, como la abolición del Santo Oficio y la desamortización eclesiástica.
    No obstante, Fernando VII pidió ayuda a la Santa Alianza, que se concretó con la entrada en España de un cuerpo del ejército llamado los Cien Mil Hijos de San Luis, al mando del duque de Angulema, que repusieron a Fernando VII como rey absoluto.
La Década Ominosa (1823-1833)
    En est periodo la persecución contra los liberales es constante, como muestran los ajusticiamientos de RiegoTorrijos Mariana Pineda. No obstante, la situación del país es precaria (endeudamiento, producción paralizada, una población hambrienta y extenuada por los impuestos) y el régimen absolutista de Fernando es tan solo apoyado por la nobleza y la Iglesia, por lo que el monarca no tuvo más remedio que pedir ayuda a la burguesía bancaria.
    En este contexto, el nacimiento de Isabel, hija de Fernando y la reina María Cristina, plantea un problema dinástico debido a la prohibición de que las mujeres reinaran (Ley Sálica). Mientras, las facciones más absolutistas se reúnen en torno al hermano del rey, Carlos, lo que más tarde provocará una guerra civil

EL REINADO DE ISABEL II (1833- 1868)

En 1830, Fernando VII hizo pública la Pragmática Sanción, por la que se permite reinar a las mujeres, aunque con preferencia masculina. De esta manera, su tío, Carlos, se ve privado del trono. A la muerte del rey, Isabel, una niña de tres años, es proclamada reina, ocupándose de la regencia u madre María Cristina.
La Guerra Carlista
    El carlismo se desarrolló fundamentalmente en las regiones forales (País Vasco, Navarra, bajo Ebro y Cataluña) y tuvo un apoyo fundamentalmente eclesiástico y campesino, a los que se sumaron algunos sectores de la aristocracia y el ejército. Sin embargo, la mayoría de los grupos sociales aspiraban a un sistema liberal y apoyaron a María Cristina, que debió apoyarse en el liberalismo para defender los intereses liberales.
    La guerra acabó con el triunfo de los liberales en 1839 y se selló en el Abrazo de Vergara entre los generales Espartero (liberal) y Maroto (carlista).
La regencia de María Cristina (1833-1840)
En esta etapa, el liberalismo español se encuentra dividido en liberales moderados (partidarios partidarios de reforzar la figura del rey y de reformas limitadas) y progresistas (defienden una profunda política de reformas). María Cristina dio el poder a los liberales moderados, aunque, ante las protestas populares y el pronunciamiento militar de La Granja, se vio obligada a entregar el gobierno a los progresistas.
    En los años siguientes se lleva a cabo la desamortización de Mendizábal (1836). La desamortización consistió en desvincular aquellas tierras que se encontraban ligadas a la nobleza, el clero y los municipios, permitiendo su venta o repartimiento. De esta manera, se pretendía evitar que los antiguos estamentos monopolizaran el poder económico y dotar de tierras al campesinado carente de ella, al tiempo que se propiciaba una explotación más adecuada del campo español.
    Se redacta también una nueva Constitución (1837), que establecía la soberanía nacional como principio fundamental, el reconocimiento de un amplio conjunto de derechos para los ciudadanos, la división de poderes y el sufragio censitario. Se trató de una constitución no tan avanzada como la de Cádiz, pero que se concebía como un punto intermedio entre moderados y progresistas.
La regencia de Espartero (1840-1843)
    En 1840, María Cristina debió dimitir y exiliarse a Francia debido a enfrentamientos con los progresistas. En esos momentos, se hace cargo de la regencia Espartero, que gobernó de forma autoritaria. Esto hizo que moderados y progresistas se unieran bajo la figura del general Narváez para dirigir un pronunciamiento contra el regente, que le obligó a dimitir.
ESQUEMA DEL LIBERALISMO ESPAÑOL DURANTE EL SIGLO XIX
·       PROGRESISTAS
·       MODERADOS
·       Soberanía Nacional (Cortes).
·       Limitación de los poderes de la Corona.
·       Sufragio censitario más amplio.
·       Declaración de derechos más amplia.
·       Estado confesional, pero libertad de culto.
·       Apoyados por la pequeña y mediana burguesía, profesionales liberales, artesanos y militares de baja graduación.
·     Soberanía Compartida (Cortes-Corona).
·     Corona (derecho veto, nombrar ministros, disolver Cortes).
·     Sufragio censitario muy limitado.
·     Derechos limitados.
·     Estado confesional sin libertad de culto.
·     Apoyados por la aristocracia latifundista, alta burguesía, alto clero y militares de alta graduación.

El reinado de Isabel II. Mayoría de edad (1844-1868)

    Una vez decretada la mayoría de edad de Isabel comienza su reinado, en el que se pueden distinguir varias etapas:

a) La década moderada (1844-1854). Isabel manda formar gobierno al general Narváez, por lo que esta etapa vendrá marcada por el liberalismo moderado. Destaca la redacción de la Constitución de 1845, en la que se establece la soberanía compartida entre la Corona y las Cortes, sufragio restringido a los más ricos, restringe la libertad de prensa, establece Cortes bicamerales y establece la confesionalidad católica del Estado español, hecho este último reforzado por la firma de un Concordato con la Santa Sede en 1851, por el que ésta reconoce la desamortización y el “Patronato Regio” (derecho del Estado a elegir los candidatos a obispos para las sedes vacantes), mientras que España concede la protección del poder a la Iglesia, la confesionalidad del Estado y la intervención eclesiástica en educación.
    Se realizan también una serie de reformas administrativas, como la creación del Banco de España y de la Guardia Civil(1844).
    En este periodo, de predominio moderado, se experimentan divisiones dentro de los progresistas, de los que se escindió el Partido Demócrata, que exigía el sufragio universal, y los republicanos, favorables a la proclamación de una república.
b) El Bienio Progresista (1854-1856). En 1854 tiene lugar un pronunciamiento en Vicálvaro dirigido por Leopoldo O’Donnell, que establece un nuevo gobierno progresista. Durante esta etapa se redacta un nuevo texto constitucional que no llegó a ser promulgado, se realiza una nueva desamortización (Desamortización de Madoz, 1855) y se aprueba la Ley de Ferrocarriles, que permitió la construcción de la red de ferrocarriles en España. No obstante, la situación social del país sigue siendo precaria a causa de la grave crisis económica, los elevados impuestos y la subida del precio de los alimentos
c) La crisis de la monarquía isabelina (1856-1868). Este periodo estuvo presidido por la inestabilidad política. El general Narváez toma de nuevo las riendas del gobierno, mientas que O’Donnell crea un nuevo partido, la Unión Liberal; durante este periodo ambos van a alternarse el poder, quedando los progresistas fuera del mismo.
    La actuación autoritaria de los sucesivos gobiernos acentuó la oposición al régimen de Isabel. En 1866, progresistas y demócratas firman el Pacto de Ostende(Bélgica) en el que planean el destronamiento de Isabel II y la convocatoria de Cortes Constituyentes mediante sufragio universal.
EL SEXENIO DEMOCRÁTICO (1868- 1874)
El alzamiento se inició en Cádiz al mando de los generales SerranoDulce Prim, y el almirante Topete. Pronto la sublevación se generalizó y la derrota de las tropas gubernamentales forzó a Isabel a exiliarse a Francia. Esta sublevación fue conocida como la “Gloriosa”.
El Gobierno Provisional (1868-1871)
Se establece entonces un Gobierno Provisional dirigido por Serrano al tiempo que se prepara la elaboración de un nuevo texto constitucional. Nace así la Constitución de 1869, de corte progresista y cuyas características fueron:
§  Soberanía nacional.
  • Separación de poderes.
  • El Estado se constituye como una monarquía parlamentaria.
  • Amplia declaración de derechos (libertad de culto, de enseñanza, de imprenta, de reunión y de asociación, etc.).
  • Sufragio universal masculino.
§  Sistema bicameral con electividad total.
Declarada España como una monarquía es necesario encontrar un rey. Gracias a las gestiones llevadas a cabo por el general Juan Prim, el príncipe italiano, Amadeo de Saboya, aceptó el trono de España.
El reinado de Amadeo de Saboya (1871-1873)
    El nuevo monarca debe apoyarse en los grupos políticos progresistas y demócratas, ya que cuenta con la oposición de los monárquicos y la Iglesia (que desean la vuelta al absolutismo) y de los republicanos. 
    Amadeo debió enfrentarse durante su reinado con un nuevo conflicto carlista y una insurrección en Cuba. Ante tales circunstancias y asesinado Prim, su único apoyo, Amadeo renuncia al trono de España. Ese mismo día, Congreso y Senado proclaman la I República.
La Primera República (1873-1874)

    La I República se desarrolla en un breve espacio de tiempo (febrero de 1873- enero de 1874) y en ese breve tiempo se suceden cuatro presidentes (Figueras, Pi y Margall, Nicolás Salmerón y Emilio Castelar).
    Se diseñó un proyecto de Constitución (1873), que no llegó a ser aprobada, en la que España se declaraba como una República Federalista, por la que el país se constituía de 17 Estados Federales.
    El nuevo régimen se desarrolla en un contexto claramente difícil y hostil pues predominaban las tendencias monárquicas y en ese momento se desarrollan dos contiendas bélicas (la tercera guerra carlista y la insurrección independentista de Cuba). Otro problema fue la división entre aquellos que deseaban una república federalista y los partidarios de una república unitaria y esta división provocó el estallido del movimiento cantonalista, que proclamó repúblicas independientes por toda Andalucía y que tuvo mucha fuerza en el levante español. Se trató de un movimiento de tipo regionalista que achacaba los males del país a la política uniformista y autoritaria del gobierno. No obstante fue duramente reprimido.
    En estas circunstancias, el general Pavía da un golpe de Estado, proclamando una República Unitaria, presidida por el general Serrano.
    Pero la causa Alfonsina, bajo la dirección de Antonio Cánovas del Castillo toma fuerza. Sin embargo, en contra de las ideas de Cánovas del Castillo, que deseaba la vuelta de Alfonso de manera democrática, se produce un golpe de Estado, dirigido por el general Martínez Campos, que proclama rey de España a Alfonso XII, hijo de Isabel II.
LA ESPAÑA DE LA RESTAURACIÓN (1874- 1902)
Agotado el sistema político, va tomando fuerza la idea de Antonio Cánovas del Castillo de restaurar la monarquía en la familia de los Borbones. Cánovas prepara el regreso de Alfonso con gran prudencia. Redactó un manifiesto que el príncipe firmó en Sandhurst, academia militar inglesa donde se encontraba estudiando. Pero los acontecimientos se precipitaron cuando el general Martínez Campos proclama rey a Alfonso tras un pronunciamiento en Sagunto. Se reinstaura así la monarquía. Los principios fundamentales del nuevo sistema político de la restauración fueron la Constitución de 1876 y la alternancia en el poder de los partidos.
La Constitución de 1876
    Cánovas inició el proceso constitucional y concibió este documento como un equilibrio entre la constitución moderada de 1845 y la revolucionaria de 1869. Sus características fueron:
  • Soberanía compartida entre el Rey y las Cortes.
  • Amplia declaración de derechos (seguridad personal, inviolabilidad del domicilio y de la correspondencia; libertad de conciencia, expresión y enseñanza; derecho de reunión y asociación, etc.).
  • Sufragio censitario para el 5% de la población que, en 1890 pasa a ser sufragio universal masculino.
  • Confesionalidad católica del Estado, aunque con libertad de culto.
  • Sistema bicameral, aunque los senadores son nombrados por la Corona.
El turnismo político
    Este sistema consistió en la alternancia en el poder del Partido Liberal, liderado por Sagasta, y el Partido Conservador, liderado por Cánovas del Castillo.
    Para que el sistema funcionase debía basarse en el fraude y la corrupción electoral, que se organizaba de la siguiente manera. Primero, el rey decidía qué partido iba a gobernar y después se convocaban elecciones, debidamente amañadas para ganara el partido elegido; el Ministro de Gobernación realizaba el “encasillado”, es decir, decidía los diputados que habían de ser elegidos por cada distrito; posteriormente, el gobernador civil de cada provincia, puesto de acuerdo con los caciques comarcales y municipales, manipulaba las elecciones bien comprando los votos, recurriendo al favor popular repartiendo puros y vino, o bien utilizando la coacción; si estas medidas no daban resultada se recurría al “pucherazo”, es decir, aparecían más votos que electores o se votaba en nombre de vecinos ya muertos.
La oposición al sistema
    Fuera de este sistema quedaban fuerzas políticas cada vez más importantes. Por un lado, los socialistas, liderados por Pablo Iglesias, que había fundado en 1879 el Partido Socialista Obrero Español (PSOE). Años después se creó la Unión General de Trabajadores (UGT), sindicato vinculado al PSOE.
    Por otro lado, en esta época surgen los partidos nacionalistas, que reaccionan contra el Estado centralizado y que también quedan fuera del sistema de turno. Fueron importantes en Cataluña, País Vasco y Galicia y, algo más tarde, destacó el Andalucismo de Blas Infante.
La Regencia de María Cristina
    Muerto Alfonso XII, su segunda esposa, María Cristina de Habsburgo se hace cargo de la regencia de su hijo Alfonso (futuro Alfonso XIII).
    Durante esta etapa el hecho más importante fue la pérdida de las últimas colonias españolas, el llamado “Desastre de 1898”.
    En 1895 estalla en Cuba un levantamiento independentista bajo el denominado “Grito de Baire”, dirigido por José Martí. Las causas que precipitaron la insurrección fueron el incumplimiento del Convenio de Zanjón (1878, libertades personales); la incapacidad española para absorber toda la producción de azúcar y otros productos cubanos y de proveer a la isla de manufacturas; y el aumento del sentimiento patriótico cubano, instigado por Estados Unidos. Al mismo tiempo, en Filipinas se originaron también movimientos independentistas, dirigidos por José Rizal.
    Una vez que estalla la insurrección, Cánovas del Castillo encomienda la misión de negociar y cortar el avance de los insurrectos al general Martínez Campos. Ante su fracaso, fue sustituido por el general Valeriano Weyler, que propuso como solución la creación de líneas fortificadas (trochas) y la concentración de los campesinos en los poblados para impedir que ayudaran a los rebeldes.
    El presidente norteamericano William Mckinley protestó ante el gobierno español por la dura actitud de Weyler y exigió la pacificación de la isla. Es más, llegó a gestionar con María Cristina la compra de la isla por trescientos millones de dólares, a lo que se opuso rotundamente.
    Aprovechando la voladura del acorazado Maine, buque de guerra estadounidense anclado en el puerto de La Habana, Estado Unidos declara la guerra a España. La dificultad de una guerra con dos escenarios, el Pacífico y el Atlántico, y la clara superioridad estadounidense hicieron que la guerra terminara pronto con la derrota de España. Por el Tratado de París, España reconoce la independencia de Cuba y cedía Puerto Rico, Filipinas y la isla de Guam a Estados Unidos. El resto de las posesiones españolas (islas Marianas, Palaos y Carolinas) fueron vendidas a Alemania al año siguiente por 25 millones de marcos.
    La derrota española, conocida como el desastre del 98, provocó una gran frustración en la clase política española, el pesimismo de los intelectuales y una crisis moral general. Como consecuencia, surgió el Regeneracionismo, cuya máxima figura fue Joaquín Costa, que proponía reformas para superar el atraso del país y acabar con el caciquismo y la corrupción.
La Independencia de la América Hispana (1808-1826).
Las causas de la Independencia.
Las colonias españolas en América tenían deseos de independizarse de España, a causa de:
-        La difusión de las ideas de la Ilustración, extendidas por la Enciclopedia, la Revolución Norteamericana y la Revolución Francesa.
-        El éxito de los Estados Unidos en su independencia.
-        El descontento de la burguesía criolla. Los criollos eran descendientes de españoles afincados en América. Los criollos tenían el poder económico, porque poseían las tierras y controlaban el comercio. Pero no tenían el poder político, que estaba en manos de los “peninsulares”, con cargos nombrados por la Corte de Madrid. Además, el comercio estaba controlado por España, y los criollos veían en este control un freno para sus intereses y su desarrollo.
El fin del Imperio americano.
Cuando en 1808 Napoleón invadió España, en América también se formaron juntas, integradas por criollos, que tomaron el poder. Algunas de estas juntas se negaron a acatar la autoridad de España y proclamaron su independencia (Buenos Aires, 1810).
Tras la derrota de Napoleón en 1814, España intentó recuperar estos territorios enviando tropas. Pero en general Bolívar desde Venezuela, y el general San Martín desde Argentina, avanzaron hacia Perú, independizando los países a su paso. En la batalla de Ayacucho (1824) España perdió sus últimas posesiones continentales en América. Sólo conservó Cuba y Puerto Rico, y las islas Filipinas, hasta 1898.
Los problemas de las nuevas Repúblicas Americanas. Los estados americanos independizados se convirtieron en repúblicas, fragmentando el territorio según la voluntad de los caudillos locales. El ejército retuvo mucho poder, y a menudo controló la política de los nuevos países. Los problemas sociales no se solucionaron y se agravaron las desigualdades sociales y económicas.
CAMBIOS ECONÓMICOS, SOCIALES Y CULTURALES
El proceso de industrialización
    Aunque durante el siglo XIX se estableen en España las bases de la industria moderna, no puede afirmarse que se desarrollara un verdadero proceso de industrialización, sino que, más bien, éste fracasó. Esto no significa que no se realizaran esfuerzos en pro de la industrialización del país. Destacan los esfuerzos de la clase empresarial catalana por crear una industria y los intentos progresistas por sentar las bases políticas y legislativas de una sociedad moderna (legislación del Bienio Progresista y Sexenio Democrático). 
    Al igual que en Inglaterra, las industrias textil algodonera y siderúrgica fueron las que sufrieron transformaciones en España, pero les faltó una agricultura próspera y comercializada, una red de transporte eficaz y la creación de una red financiera a escala nacional. En el desarrollo de la industrialización española cabe destacar los siguientes puntos:
  • La industria textil fue la más destacada, localizada en Cataluña; y, con ella, la industria siderúrgica, con sus principales focos en el País Vasco, Asturias y la costa andaluza, si bien ésta última no pudo competir con las siderurgias vascas.
  • En cuanto a Andalucía, la siderurgia andaluza surgió en Málaga, donde Manuel Agustín Heredia fundó unos altos hornos (1826) que acapararon la producción durante la primera mitad del siglo XIX. Sin embargo, el hierro producido era muy caro, más aún cuando se aprobó un impuesto que gravaba las importaciones de carbón, material que se utilizaba en dichos hornos como combustible. También en Málaga, las familias Heredia y Larios fundaron industrias textiles, que no pudieron competir con los textiles catalanes. A partir de 1865, la siderurgia andaluza entra en una crisis de la que nunca se recuperó. Por tanto, podemos afirmar que el proceso de industrialización fracasó en Andalucía debido al elevado coste de la fuente de energía utilizada, la incapacidad para exportar la producción y la concentración del capital en manos de una reducida oligarquía.
  • También se fundaron las primeras entidades financieras, como el Banco de España y la Bolsa de Madrid. 
  • Comienza la construcción de la red ferroviaria española hacia 1855, una vez proclamada la Ley General de Ferrocarriles. La red tenía una estructura radial con centro en Madrid, aunque el ancho de vía era mayor que en el resto de Europa, lo que dificultó los intercambios con el resto del continente.
  • También se desarrollaron sectores como la electricidad, aplicada al alumbrado público; el petróleo, que permitió la difusión del automóvil; y la industria química.
    No obstante, los problemas de la industria española fueron grandes, pues no era un sector competitivo, por lo que el Estado ponía fuertes impuestos a los productos extranjeros para fomentar el consumo de los productos nacionales. Además, la modernización tan sólo se produjo en algunas regiones, como Cataluña, País Vasco y Madrid, mientras que el resto del país seguía muy atrasado.
El problema del campo
    Durante el siglo XIX la agricultura fue el sector económico más importante. Sin embargo, soportó una permanente situación de atraso como consecuencia de una desigual distribución de la tierra, de la ausencia de innovaciones tecnológicas y de los bajos rendimientos.
    La propiedad de la tierra estaba, en gran medida, en manos de la nobleza y de la Iglesia. La nobleza, gracias a la institución del mayorazgo, había constituido un patrimonio de bienes rústicos sustraídos al libre comercio; y es que merced al mayorazgo, esas tierras no podían ser enajenadas ni divididas, sino que debían ser trasmitidas íntegras al primogénito. Por otro lado, la Iglesia poseía grandes extensiones de tierra como consecuencia de las numerosas donaciones. Por tanto, la tierra quedaba inmovilizada y convertida en “manos muertas”.
    La desamortización fue una de las medidas adoptadas por el régimen liberal, aunque nunca obedeció al deseo de una reforma agraria, reclamada desde antiguo, sino a la penuria de la Hacienda española. Mediante la desamortización de desvincularon las tierras de sus propietarios haciéndolas aptas para ser vendidas, enajenadas o repartidas.
    La venta de dichas tierras favoreció que algunos burgueses las compraran. De esta manera, las tierras pasaban a manos de personas con espíritu empresarial que modernizaron los métodos de cultivo, ampliaron la superficie cultivada y aumentaron la producción agrícola.
    No obstante, en Andalucía, la mayor parte de la tierra siguió en manos de los grandes propietarios y nunca pasaron a manos de los campesinos, a los que se pagaba unos salarios muy bajos. Estas precarias condiciones laborales y de vida dieron lugar a la lucha campesina por la propiedad de la tierra, produciéndose la ocupación de tierras en muchos lugares de Andalucía (Sevilla en 1857 y Loja en 1861) siempre duramente reprimidas.
Cambios demográficos
A finales del siglo XIX, España mantenía altas tasas de natalidad y mortalidad (36 y 30 por mil respectivamente) y fue así porque el desarrollo demográfico no estuvo acompañado de un desarrollo económico paralelo. Los factores que explican la alta mortalidad española fueron la baja productividad agraria, la deficiente red de transportes, que impedía la distribución de alimentos y la escasa sanidad e higiene pública. Por tanto, la escasa diferencia entre natalidad y mortalidad (una de las más bajas de Europa) revela el retraso de la transición demográfica en nuestro país. Sólo las regiones más desarrolladas (Asturias, País Vasco y Cataluña, gracias al desarrollo industrial; Navarra, Rioja y Levante, debido al desarrollo de la agricultura comercial; y Madrid, por ser la capital) mostraron un crecimiento poblacional por encimad e la media nacional. 
    La existencia de estas regiones más desarrolladas y el desarrollo del ferrocarril favorecieron la emigración a estas zonas de los campesinos sin tierra (éxodo rural), lo que produjo el crecimiento de las ciudades (ubicadas sobre todo en el litoral), mientras que la mayoría de la población seguía viviendo del campo en el interior.
    A finales del siglo XIX, muchos andaluces emigraron a América debido a la mala situación del campo, agravado por una serie de sequías y plagas y a la crisis de las industrias andaluzas.
La sociedad española del siglo XIX
    Desde hacía siglos, la sociedad española apenas había experimentado cambios. Sin embargo, en el siglo XIX las medidas puestas en marcha por los liberales a partir de 1833 liquidaron la sociedad del Antiguo Régimen, sentando las bases de la nueva sociedad de clases. La estructura de esta sociedad era la siguiente:
  • La clase dirigente estará compuesta ahora por la aristocracia, que aunque había perdido sus derechos señoriales seguía teniendo gran influencia y la burguesía. Ambas estrecharán sus lazos a través de los matrimonios y los negocios.
  • La clase media se compone de funcionarios, pequeños empresarios, profesionales liberales, comerciantes, etc. Este grupo, poco numeroso, fue creciendo y solía habitar en las ciudades.
  • Las clases populares, de bajo nivel económico y un elevado índice de analfabetismo. Incluye campesinos jornaleros, que vivían en el campo en pésimas condiciones. Los obreros, concentrados en las regiones industriales, donde se hacinaban en barrios carentes de infraestructuras básicas; para defender sus derechos y mejorar sus condiciones de vida se fueron organizando en sindicatos (CNTUGT). A estos grupos se unían los criados de las clases acomodadas y un ingente número de mendigos y marginados.
  • La Iglesia católica siguió representando una fuerza de gran influencia en la vida pública española.
EL NEOCLASICISMO Y EL ROMANTICISMO
El Neoclasicismo
    Desde mediados del siglo XVIII la burguesía difunde sus ideales de sencillez frente al anterior estilo Rococó. Triunfa así el arte neoclásico, inspirado en la sobriedad y severidad del clasicismo. Se trata de un arte de inspiración clásica. En arquitectura se usó mucho la columna dórica para iglesias y toda clase de edificios públicos (museos, bibliotecas, etc.). En escultura, predominan las formas helénicas; destaca el escultor Canova, que realizó diversos retratos de Napoleón y su familia (Paulina Bonaparte). La pintura se centra en las líneas y menos en el color; destacó J. L. David, pintor de la corte napoleónica (Muerte de Marat, La Coronación de Napoleón). En España, destaca Francisco de Goya.
El Romanticismo
    El Romanticismo se caracteriza por una serie de rasgos que son:
  • La libertad creativa frente a los cánones del Neoclasicismo.
  • La importancia de los sentimientos (amores, pasiones, sufrimientos). Se exalta, además, el sentimiento patriótico, la libertad y la igualdad.
  • La imaginación y la fantasía. Los artistas románticos parecen querer huir de la  realidad, creando mundos idealizados, como el de una Edad Media interpretada novelescamente o los países de Oriente, vistos de manera poética.
    En arquitectura se imita el estilo gótico (Parlamento de Londres) y el oriental (Pabellón Real de Brighton). En pintura, junto al paisaje melancólico o fantástico, se difunden los retratos y las escenas de batallas y episodios trágicos. Destacan Eugène Delacroix (La libertad guiando al pueblo) y Jean Louis Gericault (La balsa de la Medusa).
    Así mismo, el Romanticismo se difundió a otras artes, como la literatura con Lord Byron y Víctor Hugo; o la música con autores destacados como BeethovenChopinBrahms Schubert
 Características generales de la Pintura Romántica:
- Utiliza diferentes técnicas: el óleo, acuarelas, grabados y litografías.
- La textura comienza a ser valorada en sí misma y aparecen las superficies rugosas junto con las formas más sutiles. La pincelada es libre, viva y llena de expresividad.
- Desaparece la línea frente al color. Se recupera la potencia sugestiva del color, liberándose las formas y los límites excesivamente definidos. Es el agente emocional de primer orden
- La luz es importantísima y se cuidan sus gradaciones dando un carácter efectista y teatral.
- Las composiciones tienden a ser dinámicas, marcadas por las líneas curvas y los gestos dramáticos. Algunos autores como Friedrich prefieren esquemas geométricos más reposados.
- En cuanto a los temas lo característico es la variedad, aunque existen características generales sobre el tratamiento de los temas. Surge el exotismo de la memoria de un misterioso y glorioso pasado que incluye desde la antigua Grecia hasta la edad Media, en especial la época gótica. El gótico es el estilo por excelencia. En la pintura se recogen arquitecturas góticas, leyendas, momentos históricos, etc.
El exotismo también en una amplitud geográfica que incluye el mundo desconocido del norte de África y la nueva América salvaje. Se descubre Oriente, que ofrece la luz y el color, así como nuevos temas. Por último, la fantasía, y sobre todo el drama con un obsesivo sabor por la muerte, la noche y las ruinas, así como por los monstruos y las criaturas anormales.
Otro gran descubrimiento del Romanticismo es la Naturaleza y el cultivo del género del paisaje, que será exhaustivo. Se pintan paisajes fantásticos, imaginativos, de estudio, evocados, etc. El pintor se enfrenta a la realidad del paisaje, salen. Por ejemplo, los paisajistas alemanes, con Friedrich a la cabeza, proponen el paisaje espiritual, que ayuda a la evocación religiosa por medio de su grandeza. Valoran los estados atmosféricos, como la niebla.
También reivindican la individualidad, el culto al individualismo. El artista prefiere su libertad a la de la colectividad. Por eso son pocos los artistas comprometidos. Por ejemplo Delacroix con la “Libertad guiando al pueblo” donde aparecen pintadas por primera vez las barricadas como testimonio de reivindicación política. Aunque, en general, las reivindicaciones son más exóticas, temas de bandoleros como héroes románticos, etc.
Dentro de la individualidad surge una nueva relación entre cliente y artista. Es un trato de igual a igual. Cambian un bien por un bien. El artista ya no es el artesano. Se crean grupos de artistas que trabajan en común sin romper la individualidad, como el grupo Prerrafaelista inglés o los nazarenos alemanes.