Para quienes me preguntan ¿para qué aprender?

"En la ignorancia del pueblo está el dominio de los príncipes; el estudio que los advierte, los amotina. Vasallos doctos, más conspiran que obedecen, más examinan al señor que le respetan; en entendiéndole, osan despreciarle; en sabiendo qué es libertad, la desean; saben juzgar si merece reinar el que reina: y aquí empiezan a reinar sobre su príncipe. [...] Pueblo idiota es la seguridad del tirano". F. Quevedo

viernes, 29 de mayo de 2020

Historia de España. TEMA 3 EBAU: Castilla y Aragón en la Baja Edad Media.-


TEMA 3 EBAU: Castilla y Aragón en la Baja Edad Media.- 

Tema largo para comprender. Hacer resumen individual de un folio a mano por dos caras o poco más para la EBAU. 



 I.INTRODUCCIÓN
A partir del siglo X la hegemonía musulmana en la Península es cuestionada por los reinos cristianos que consolidan su presencia en el  territorio. Estos reinos mostrarán una clara tendencia  hacia su unificación, especialmente a partir del siglo XIII. Serán las Coronas de Castilla y Aragón las que lideraran este proceso. Su expansión tendría  la Baja Edad Media el objetivo de expulsar a los musulmanes de la Península además de adentrarse en el Mediterráneo Occidental y el norte de África. Políticamente ambos reinos comparten la intención de los monarcas de consolidar su poder, fortaleciendo la legitimidad real frente a una nobleza que se va haciendo más poderosa conforme avanza la Reconquista. La respuesta a este desafío será diferente  en Castilla y Aragón. Durante el siglo XII, el mapa político se caracteriza por la presencia en la zona occidental de la península de tres  núcleos políticos: los reinos de Portugal, León y Castilla. Portugal siguió una historia diferenciada, y León y Castilla vivieron un complejo proceso en el que ambas coronas se unieron y desunieron a lo largo de los siglos XI y XII.   En la zona occidental, la Corona de Aragón  estaba integrada por los reinos de Aragón, Cataluña, Valencia y Baleares. 

Durante el siglo XIII se puede considerar que la Reconquista está casi concluida. La victoria sobre los almohades en Las Navas de Tolosa (1212),  afianza el predominio cristiano. A finales del siglo XIV el avance reconquistador se ralentizó y se limitó a arrebatar al reino musulmán de Granada el control del estrecho de Gibraltar

DESARROLLO
Estructura política de Castilla y Aragón CASTILLA
La organización territorial de la Corona de Castilla era muy compleja. Dentro del reino de Castilla existía el reino de Galicia, el señorío de Vizcaya y los territorios de Álava y Guipúzcoa. Así el monarca tenía los títulos de Rey de Castilla, León, señor de Vizcaya a los que se unen los territorios conquistados a los musulmanes. La definitiva unión de Castilla y León bajo el reinado de Fernando III permitió la expansión del reino por Extremadura y el valle bajo del Guadalquivir, en el este peninsular se ocupó el reino musulmán de Murcia. Por tanto, desde finales del siglo XIII y hasta finales del XV, el único territorio musulmán que se mantuvo en la zona de expansión castellana fue Granada. Su sucesor, Alfonso X, fue el precursor de la transición del feudalismo al Estado moderno, en el que la Iglesia y los nobles vieron cómo su poder se fue progresivamente sometiendo a la autoridad central del soberano. El final de su reinado se vio complicado por una cuestión sucesoria que dio lugar a que la nobleza manifestara su oposición al refuerzo de la autoridad monárquica que había impulsado el  Rey Sabio durante su reinado. La historia política de los siglos XIV y XV fue realmente compleja y estuvo llena de crisis. Castilla fracasó en su intento de anexión de Portugal en la batalla de Aljubarrota (1385). Hubo varios conflictos de gran gravedad. La guerra civil entre Pedro I y Enrique de Trastámara a fines del siglo XIV trajo al trono a una nueva dinastía, los Trastámara. Este hecho favoreció un fortalecimiento del poder real que desembocó en una lucha nobleza-monarquía, característica esencial de la política castellana del periodo. El conflicto  se establecía entre unos monarcas que querían acumular cada vez más poder y unos nobles que no querían perder los privilegios que habían acumulado.  En el siglo XV, los reinados de Juan II y Enrique IV vieron importantes conflictos internos en los que la nobleza reforzó sus posiciones. A Enrique IV le sucedió su hermana Isabel de Castilla, la futura Isabel la Católica.

En política exterior, Castilla, compitiendo con Portugal, empezó a demostrar su interés por el control de la vecina costa africana y las rutas atlánticas. A comienzos del siglo XV, durante el reinado de Enrique III (1390- 1406), se inició la conquista de las Canarias (Lanzarote y Fuerteventura) por Juan de Bethancourt, caballero francés al servicio del monarca castellano.

 Las Instituciones: El rey se veía asistido en su acción de gobierno por diversas instituciones centrales: el Consejo Real, la Audiencia o tribunal superior, encargada de la administración de justicia, y la Real Hacienda, encargada de los impuestos. Su autoridad quedo reforzada con la adopción del derecho romano base del texto de las Partidas, elaborado durante el reinado de Alfonso X. 

 Alfonso X destacó  su faceta legisladora, muy ligada a la recepción en Castilla del Derecho Romano .Así, se compuso un excelente compilación de textos jurídicos, siendo las obras más importantes el Fuero Real y el Código de las Siete Partidas. Esta tarea estaba inspirada en la idea  de que la confección de leyes era monopolio del monarca, algo que iba mucho más  allá de la noción de la administración de justicia que le adjudicaba el tradicional ordenamiento feudal. Alfonso X también buscaba homogeneizar un espacio legal dividido por infinidad de privilegios locales que fragmentaban la administración de justicia hasta el infinito.

La monarquía castellana reforzó su autoridad en la Baja Edad Media sobre las bases del Derecho Romano, que defendía la supremacía absoluta del rey, cuyo poder se consideraba de origen divino. El  reforzamiento del poder real y la administración central no evito sublevaciones y enfrentamientos entre las facciones nobiliarias, tensiones que no desaparecieron  hasta el reinado de los Reyes Católicos, que comenzó en 1472. También contribuyo al fortalecimiento del poder real  dos instituciones claves: la formación de un ejército permanente y una burocracia cada vez más compleja, formada por letrados,  expertos preparados en las universidades. En el siglo XII (1188) nacieron las Cortes, asamblea estamental formada por representantes de la nobleza, el clero y las ciudades. Este organismo carecía de poder legislativo pero decidía sobre los impuestos extraordinarios y tenía la capacidad de presentar peticiones al rey.  Durante el siglo XIV las Cortes conocieron un auge que no se mantuvo durante la centuria siguiente cuando perdieron competencias y experimentaron un declive ininterrumpido. Su papel consultivo y legislativo desapareció. A finales de la Edad Media, el rey sólo convocaba en ellas a los representantes de 17 ciudades con derecho a voto y con las únicas intenciones de aprobar los impuestos y de tomar juramento al heredero. Aunque se podían formular peticiones al monarca, éste estaba facultado para concederlas o no. La nobleza y el clero, al estar exentos de pagar impuestos, dejaron de acudir a las Cortes.

La, administración local se basó en la institución de los Concejos. El gobierno recaía en los regidores, cargos vitalicios que formaban el ayuntamiento junto a los representantes del rey. A finales del siglo XIV surgió la figura del corregidor, cuya función era de representar a la corona en los municipios, aparte de poseer funciones judiciales y militares.  Los Concejos o Ayuntamientos terminaron bajo el control de las oligarquías urbanas (nobleza, clero, burgueses).

 Corona de Aragón Expansión exterior
La corona catalano-aragonesa, tras ocupar Jaime I el reino de Valencia en el siglo XIII y  sin posibilidad de continuar las conquistas hacia el sur por sus pactos con la Corona de Castilla orientó su expansión hacia el Mediterráneo. El primer paso se dio con la conquista de las islas Baleares y las intervenciones en Sicilia y la conquista de Cerdeña en 1324.

 La Corona de Aragón también estuvo presente en el Mediterráneo oriental con la creación de los ducados de Atenas y Neopratria, donde permanecieron hasta 1390. Esta expansión chocó con los intereses de la corona francesa y del Papa. Se inicia así un elemento clave de la política exterior aragonesa, y posteriormente española, que se prolongará durante varios siglos: la lucha con Francia por la hegemonía en los estados italianos.

 El último impulso del imperialismo catalano-aragonés en el mediterráneo llegó con Alfonso V el Magnánimo (1416-1458) quien anexionó el reino de Nápoles en 1443, en lucha contra los franceses y las potencias italianas Los problemas internos de la corona se centraron en la oposición entre los monarcas, deseosos de  aumentar su poder y autonomía, y los estamentos nobiliarios, empeñados en mantener y acrecentar sus privilegios. En este contexto hay que situar la expansión por el Mediterráneo. El coste económico de estas empresas imperialistas forzó a los reyes de Aragón a pedir ayuda continuamente a la nobleza y al clero. Este es uno de los factores que explican que la monarquía aragonesa fuera una “monarquía pactista”. Como pago por el apoyo catalán a está política antinobiliaria, el rey tuvo que aceptar la creación de la Generalitat catalana, un órgano de representación del Principado.
En la evolución política de la Corona de Aragón destaca especialmente la crisis originada por la muerte del rey Martín el Humano en 1410, esta fue resuelta mediante el llamado compromiso de Caspe. El acuerdo tomado en esta localidad por los representantes de Aragón, Cataluña y Valencia dio la corona a Fernando de Antequera de la familia Trastámara, que ya reinaba en Castilla. Los reyes de la nueva dinastía intentaron reforzar su autoridad frente a la nobleza y a la oligarquía barcelonesa.
La principal muestra de estos problemas fue el estallido de la guerra civil al enfrentarse el rey Juan II con la nobleza y el clero catalanes (1462-1472). La confluencia de esta guerra civil con los conflictos de los remensa en el campo y el de la Busca y la Biga en Barcelona dejaron al principado de Cataluña destrozado. A Juan II le sucedió Fernando de Aragón.

 Las instituciones
El reino de Aragón más que un reino unificado fue una confederación de reinos, Aragón, Valencia y Mallorca, y el Principado de Cataluña que poseían distintas instituciones y leyes. Se considera la monarquía aragonesa como una “monarquía pactista”, en la que el poder del monarca era débil y el rey debía de pactar con nobleza, los representantes de las ciudades y la Iglesia y respetar las leyes de cada reino (fueros) a la hora de tomar una decisión. Al frente de cada reino había un lugarteniente del Rey que actuaba como su delegado. Otras instituciones eran el Consejo Real y la Audiencia. Se trataba de un modelo propio de territorios donde nobleza y ciudades habían obtenido elevadas cotas de poder. En el siglo XIII nacieron las Cortes en los reinos de Cataluña, Aragón y Valencia. Fueron organismos independientes en cada reino y fueron adquiriendo un creciente poder. Las Cortes eran asambleas estamentales donde se reunían representantes de los dos estamentos privilegiados y del patriciado urbano (alta burguesía de las ciudades). Dominadas por la nobleza y el clero, controlaron el poder del monarca y velaron por los intereses feudales del clero y la nobleza limitando el poder del monarca. Las Cortes podían hacer propuestas legislativas o peticiones al rey a cambio de aprobar las aportaciones económicas que solicitaba la monarquía. El rey debía respetar las leyes del reino Las Cortes catalanas crearon una institución, la Diputación del General de Cataluña o Generalitat, que se convirtió de hecho en una especie de gobierno del Principado. En Valencia y Aragón se crearon posteriormente Diputaciones del Reino, instituciones similares a la catalana. En Aragón existió la institución del Justicia de Aragón, cargo asignado a un miembro de la nobleza que velaba por el mantenimiento de los privilegios estamentales frente al poder del rey. El órgano de poder en las ciudades fue el municipio. Aquí tenemos que diferenciar el modelo aragonés cuyos miembros estaban presididos por un alcalde nombrado por el rey y el modelo catalán, en el que el municipio era gobernado por unos magistrados locales asesorados por un consell, el ejemplo más conocido es el Consell del Cent de Barcelona.

III. CONCLUSIÓN
Castilla y Aragón llegan a finales de la Baja Edad Media sumidas en las tensiones surgidas del enfrentamiento de la monarquía por afianzar su poder frente a una nobleza y ciudades que no están dispuestas a aceptar el autoritarismo regio.

El reforzamiento del poder real y de la administración central en el caso de Castilla no evitó las sublevaciones y los enfrentamientos entre las facciones nobiliarias durante  el siglo XV y que no desaparecieron hasta el reinado de los Reyes Católicos.
En política exterior, Castilla orientó sus intereses hacia la conquista del reino nazarí de Granada, lo que no se produjo hasta el reinado de los Reyes Católicos. También  demostró su interés en el dominio de las rutas marítimas del estrecho de Gibraltar.

En Aragón la nueva dinastía Trastámara, que ya reinaba en Castilla, también intentó reforzar su autoridad, lo cual generó tensiones con la nobleza y la oligarquía urbana barcelonesa.
El último cuarto del siglo XV, en el reinado de los Reyes Católicos, estos conflictos se superarán con la creación de una monarquía autoritaria y la unificación territorial de España.

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