Para quienes me preguntan ¿para qué aprender?

"En la ignorancia del pueblo está el dominio de los príncipes; el estudio que los advierte, los amotina. Vasallos doctos, más conspiran que obedecen, más examinan al señor que le respetan; en entendiéndole, osan despreciarle; en sabiendo qué es libertad, la desean; saben juzgar si merece reinar el que reina: y aquí empiezan a reinar sobre su príncipe. [...] Pueblo idiota es la seguridad del tirano". F. Quevedo

viernes, 6 de junio de 2025

LA RECONQUISTA DE LA SEGUNDA DIVISIÓN (solo un escalón hacia nuestro destino)

 EL IES ESPINOSA CON EL REAL MURCIA.... ¡hasta el final!

LA RECONQUISTA DE LA SEGUNDA DIVISIÓN

(solo un escalón hacia nuestro destino)

 

 

1200 años después de la fundación de la ciudad de Murcia…

… es la hora del regreso del orgullo grana”

 

Dicen que, en el año 825, cuando la luna brillaba sobre las aguas del Segura, un gran asentamiento creció entre huertas, murallas y esperanzas. Se llamó Mursiya, y de ahí nació, en tiempos de Abd-el-Rhamán II, la ciudad que hoy llamamos Murcia. Una tierra de mezcla, de lucha, de raíces profundas y sueños que no se marchitan. Una ciudad que no olvida quién es, aunque el paso del tiempo intente hacerlo.

Entre sus muros vivió, siglos después, un rey valiente, astuto y decidido, que gobernó desde esta tierra con el alma de un guerrero: el Rey Lobo, Ibn Mardanis. Desafió a imperios, resistió embates y mantuvo viva la llama del orgullo murciano cuando otros se rendían. Fue más que un rey: fue un símbolo de que en Murcia se pelea hasta el final y sólo a su muerte su reino sucumbió.

Ese mismo espíritu, con los años, se transformó en otra forma de resistencia y en una constante forma de sobreponerse a los infortunios. Su emblema son los colores rojo y grana, y su lucha se reflejan en sus en botas llenas de barro, en el sudor de un equipo que es del pueblo: el Real Murcia.

Como Mursiya en sus inicios, el club vivió conquistas y esplendores. Pero también sufrió invasiones, destierros, derrotas. Cayó. Se alejó del lugar que merecía. Aun así, como el Rey Lobo en sus últimos días, nunca se rindió.

Porque en la Condomina, ya sea la vieja o la nueva, el aire huele a historia, a flores de naranjo y limones y a pimiento dulce… Allí, esté donde esté, la afición pimentonera siguió gritando. Partido a partido. Temporada a temporada. Sabiendo que el retorno era posible.

Y el momento ha llegado, justo en el mismo año en el que Murcia conmemora su fundación, el Real Murcia lucha por reconquistar su plaza en la Segunda División. No es solo un ascenso, es el reencuentro con la dignidad, con la historia, con la esencia de una ciudad y un club que nunca se conforman con el olvido.

Las calles deben llenarse de banderas, de niños con bufandas, de mayores que alientan a su equipo para volverlo a ver dónde merece estar. Es como si el alma del Rey Lobo cabalgara de nuevo, no sobre un caballo, sino en cada corazón grana que late en esta ciudad.

Murcia celebra 1.200 años. Es el momento de que Real Murcia vuelva al sitio que se merece.  Es hora de soñar en grande.


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