Para quienes me preguntan ¿para qué aprender?

"En la ignorancia del pueblo está el dominio de los príncipes; el estudio que los advierte, los amotina. Vasallos doctos, más conspiran que obedecen, más examinan al señor que le respetan; en entendiéndole, osan despreciarle; en sabiendo qué es libertad, la desean; saben juzgar si merece reinar el que reina: y aquí empiezan a reinar sobre su príncipe. [...] Pueblo idiota es la seguridad del tirano". F. Quevedo

viernes, 27 de febrero de 2015

Textos Arte Románico.

Aqui os dejo tres textos sobre el Arte Románico. Leerlos, resumirlos y comentarlos. ¡Qué aproveche!



TEXTO 1: La profecía apocalíptica y el milenarismo
“Nos hallamos en presencia de una situación paradójica: a mediados del siglo X y durante todo el siglo XI tenemos pruebas categóricas o señales importantes de la creencia en el fin del mundo: en los años inmediatamente anteriores al año mil y durante el año mil ya no las hay. Al parecer, el momento decisivo dejó indiferentes a los hombres.
¿Debemos creer, con Pfister, que lo que yo he llamado, con palabra un poco fuerte, un poco dramática, la crisis del siglo X no era más que una pequeña y oscura herejía, combatida con éxito por la Iglesia? ¿ Debemos creer que la obsesión del fin del mundo o más bien el miedo al Juicio Final había acabado por separarse del cálculo agustiniano del milenio, en fin, que se podía y hasta se debía seguir leyendo el Apocalipsis de Juan y temiendo su terrible cumplimiento sin adherirse a las doctrinas milenaristas?
No creo que los terrores del siglo X se puedan interpretar como una herejía propiamente dicha. La Iglesia ha podido tratarlos como tales, pero corresponden a un estado de espíritu más o menos constante en ciertos estamentos de la Edad Media, mientras que otros estamentos de la misma época pensaban, sentían y obraban de otro modo.
En la historia hay elementos racionales y elementos irracionales.
A los primeros corresponden los fenómenos de estructura, las grandes combinaciones políticas y económicas, ciertos movimientos bien definidos del pensamiento.
 Los segundos nos hacen penetrar en regiones de la vida humana mucho menos definidas, mucho menos fáciles de analizar, porque los valores afectivos viven en el eterno crepúsculo de los instintos.”      FOCILLÓN, H.: El año mil. Alianza. Madrid, 1966, p. 81 – 82.




TEXTO 2.       Iconografía de la visión apocalíptica
“Tomando como punto de partida el iconograma de la Maiestas Domini se desarrolla, a partir del siglo V, otro tema iconográfico inspirado en la visión del Apocalipsis.
En él confluyen varios elementos: a la imagen mayestática de Cristo se unen los símbolos del Tetramorfos y el grupo de los veinticuatro ancianos. A veces el conjunto se complica con la mezcla de otros elementos tomados de las visiones de Ezequiel e Isaías. El modelo conseguido se convirtió en el motivo escatológico más importante del arte cristiano, y en la visión de la Segunda Parusía más representada hasta finales del siglo XII. En la difusión del tema tuvo un papel destacado la orden de Cluny. El románico, para la imagen de Cristo, parte de la figura del Pantocrátor bizantino del que toma el doble gesto de bendecir con la mano derecha al tiempo que apoya la izquierda sobre el libro abierto. El modelo se modifica en algunos elementos de detalle: por ejemplo, es frecuente verle sentado en un trono de cuyo asiento o respaldo sobresalen dos cabezas de león, posible alusión al trono de Salomón, la Sedes Sapientiae: «tenía el trono seis gradas, y lo alto del trono por el respaldo era redondo, y por uno y otro lado salían dos brazos que sostenían el asiento, y junto a cada uno de estos brazos había dos leones». La indumentaria de la realeza occidental, incluida la corona real o imperial de que, en muchas ocasiones, va dotado el Todopoderoso, termina de dar al Cristo apocalíptico una fisonomía que, aparte de sus connotaciones religiosas, era utilizada como imagen de justicia inapelable y símbolo de un terror latente.
En fin, la Visión apocalíptica es la segunda Parusía, la venida de Cristo al final de los tiempos, imagen heredera de un largo pasado que alberga significaciones múltiples y diversas, entre las que van implícitas las ideas escatológicas de resurrección de los muertos —de aquí que sea un tema representado en los sarcófagos— y Juicio final y de exaltación de la Iglesia triunfante.”
CANA, F.: Iconografía del románico burgalés. Universidad Complutense. Madrid, 1992, pp. 144-145.

TEXTO 3: 

El siguiente texto es un fragmento de un sermón pronunciado por el monje cisterciense Helinaut de Froidmont. Léelo atentamente y responde a las preguntas.

“Pero alguien me dirá: «Vosotros los cistercienses, aunque habéis dejado todo e hicisteis profesión de austeridad y pobreza, ¿por qué construís edificios tan caros y superfluos? Podríais, incluso deberíais, dejarlos y dar su equivalente a los pobres, puesto que tales edificios se hacen para pobres». Es que se hacen no solo para pobres del tiempo presente, sino para quienes van a ser pobres en el futuro. Alguno insistirá: «Pero podían ser edificios más sencillos». Son edificios dispendiosos pero necesarios. Porque lo que es dispendioso no por eso es superfluo. Pero, además, ¿qué hay en ellos que sea curioso? ¿Dónde hay pinturas o esculturas, o columnas que nada sostienen? ¿Qué hay en ellos que no sea necesario?”
Juan PLAZAOLA: Historia y sentido del arte cristiano. Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 1996, págs. 401-402.




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