El origen de El Gordo de la
Lotería: comprar balas contra Napoleón
El
popular sorteo navideño fue creado en Cádiz en 1812 para obtener recursos con
los que combatir a las tropas francesas que sitiaban la ciudad
El Gordo
de la Lotería reparte fortuna, alegría
y sirve para engrosar las arcas públicas, pero en su origen se concibió para
algo más: comprar balas y fundir cañones con los que repartir estopa a las
tropas francesas que sitiaban Cádiz, convertida en 1812 en último reducto del
Gobierno español independiente en una España invadida por Napoleón.
"En Cádiz se recurrió a la Lotería para hacer
frente a los gastos, atender a los refugiados y sufragar la guerra" contra
las tropas napoleónicas, comenta Manuel Moreno Alonso, catedrático de Historia
Contemporánea de la Universidad de Sevilla. “Al parecer fue el Capitán General
de Cádiz, Gervasio Gasca, quien propuso la implantación de la Lotería al objeto
de hallar recursos para aliviar la situación de los desplazados y reforzar la
resistencia”, explica.
A pesar de que aún no existía el
sorteo extraordinario de Navidad, la Lotería Nacional no era algo nuevo. Hay
evidencias de que se celebraron sorteos ya en el siglo XVIII. “Ya funcionó en
Sevilla en 1809, cuando en ella se encontraba el Gobierno de la nación, la
Junta Central, frente al Madrid napoleónico", recuerda el profesor Moreno.
En plena guerra de independencia, casi toda España estaba bajo el control del
emperador francés, que colocó a su hermano José I en el trono.
La lotería
fue entonces un medio más con el
que sufragar los costes de la guerra. Sin embargo, hubo gente contraria a que
funcionara “porque siempre fue mirada con dudosa moralidad, sobre todo si ésta
se hallaba en manos privadas”, relata Moreno. El catedrático cita el discurso
de un diputado apellidado Argüelles, quien dijo en un discurso en las Cortes
que “sería de desear que en adelante se adoptasen para sostener las necesidades
públicas otras medidas más decorosas, porque la Lotería, las rifas y otros
juegos son unos recursos que conspiran a la inmoralidad y, por consiguiente,
incompatibles con el carácter de virtud que debe ser el que en adelante
distinga a los españoles”.
A pesar de ello, la necesidad de
obtener fondos se impuso. Así, en 1812 se llevó a cabo un concurso público al
que fueron convocados todos los “maestros torneros de Cádiz” para que
fabricasen 25.000 bolas esféricas de madera de “boge”, según consta en un
documento que custodia el Archivo Histórico Provincial de Cádiz. Antes de eso,
según menciona esta institución, los sorteos no se realizaban con las bolas y
el bombo actuales, sino mediante “cédulas enrolladas” o papeletas que se metían
en un saco del que se extraían manualmente los boletos ganadores.
La mejor propuesta presentada al
concurso fue la de Antonio Banetti, “maestro instrumentarlo” que tenía su
negocio en la Plaza de las Nieves y se comprometió a entregar todas esas bolas
de madera de boj debidamente numeradas y taladradas entre el 15y el 20 de
diciembre de 1812.
Banetti cumplió y el primer sorteo
extraordinario de Navidad de la Lotería Nacional se celebró en Cádiz el 18 de
diciembre de 1812. Resultó agraciado el número 03604, cuyo poseedor recibió un
premio de 8.000 reales de a ocho a cambio de invertir 40. Aunque el sorteo
extraordinario fue concebido durante el asedio de la capital gaditana, este ya
había finalizado tras dos años y medio cuando se celebró por primera vez el
popular sorteo navideño.
Pero la guerra aún no había
terminado. Desde Andalucía, el sorteo se fue extendiendo al resto de la
península a medida que los franceses eran expulsados. En marzo de 1814 Cádiz
fue sede por última vez del sorteo, cuya sede se trasladó a Madrid, hasta hoy.
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